Iban a enviarlo a fosa común; investigan a médico legista y 4 agentes
Miércoles 21 de agosto de 2013, p. 28
Toluca, Méx., 20 de agosto.
Durante seis meses, familiares de Carlos Eduardo Martínez González, adolescente de 15 años secuestrado fuera de un colegio de monjas en el centro de Toluca, lo buscaron sin saber que el cadáver estaba en el Servicio Médico Forense (Semefo) de Tenancingo y a punto de ser enviado a la fosa común.
La semana pasada, al revisar los cadáveres no identificados en las morgues de la Procuraduría General de Justicia del estado de México (PGJEM), la dependencia encontró al adolescente.
La procuraduría informó este martes que los cuatro agentes del Ministerio Público y el médico legista que estuvieron a cargo del levantamiento del cadáver fueron separados de sus cargos y se les inició una investigación por diversas anomalías que impidieron la identificación plena y oportuna del cuerpo.
El 14 de febrero Carlos Eduardo fue secuestrado a las puertas del colegio María Montessori, considerado uno de los más prestigiosos de Toluca.
Durante tres días, los secuestradores exigieron rescate. Primero pidieron 10 millones de pesos, luego cinco, y al tercer día, dos. Al no ver respuesta, dejaron de llamar a la familia, que durante semanas buscó al menor sin éxito.
Luego pidió a la Dirección de Servicio Periciales verificar si entre los cuerpos no reclamados en el Semefo había uno que correspondiera a las características de Carlos Eduardo. La respuesta fue negativa. A principios de abril la PGJEM emitió una alerta Amber para buscar al adolescente, pero no hubo avances.
El 29 de julio, el padre de Carlos Eduardo se quejó de la actuación de la PGJEM frente a las oficinas del gobernador. Se inició un nuevo rastreo en el Semefo y el pasado fin de semana se confirmó que el cadáver de la víctima había llegado cinco días después del secuestro.
De acuerdo con las indagatorias, el cadáver fue recogido en la barranca del puente Calderón, en la autopista Tenango-Ixtapan, donde los secuestradores habrían obligado al menor a tirarse.
Los investigadores sospechan que uno de los captores era conocido de la familia del menor y por ello prefirieron matarlo. Los cuatro presuntos responsables ya fueron encarcelados.
La autora intelectual habría sido Beatriz Alejandra Morales Sendo, empleada de un local ubicado a dos cuadras de la escuela de Carlos Eduardo, quien se hizo amiga de él y de su padre.
El día del secuestro, Beatriz pasó por la escuela junto con Margarito Salas Reyes, Emiliano Victoria Reyes y Silverio Victoria Hernández; lo subieron a una camioneta y se lo llevaron a una casa en Tenancingo.