El proceso de redistritación que comenzó hace unos meses el Instituto Federal Electoral (IFE) entrará a una segunda fase, de cara a su aprobación definitiva en agosto próximo. Hacia finales de este mes el organismo entregará a los partidos políticos una propuesta de cambios sobre los estados que perderán o ganarán distritos y la reconfiguración de éstos a escala estatal con base en la evolución demográfica y otros criterios técnicos, manifestó el consejero Marco Antonio Baños.

Como parte de ese proceso concluirán hoy las reuniones con los partidos políticos –para explicarles los detalles técnicos– con la asistencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a la sede del instituto. Baños subrayó que el plazo fijado por el IFE es difícilmente modificable, porque se empata con otras decisiones alternas, como la aprobación del proyecto de presupuesto del organismo para 2014, que debe contemplar los gastos para la redistritación.

Mencionó que el instituto debe programar el gasto de cambios de sede con las consiguientes repercusiones laborales, así como un eventual impacto que la redistritación pudiera tener en la ubicación actual de los centros de monitoreo de espots.

Aunque en las reuniones con los partidos se ha acordado una mayor interlocución, mediante mesas de trabajo de tipo técnico, indicó que difícilmente se ampliará el plazo. La redistritación es un procedimiento obligado por ley, a efectuarse cada tres procesos comiciales, para adecuar la geografía electoral con la realidad demográfica, acorde con el último censo poblacional.

De esa situación se desprende que 14 distritos electorales están involucrados en un cambio de entidad, ya sea que algunos los pierdan, como el Distrito Federal, y otros los ganen, como Quintana Roo. Baños comentó que de las ponderaciones técnicas iniciales se desprende que por cada 374 mil habitantes se conformará un distrito, con un margen de diferencia más o menos de 15 por ciento, para adecuarse a otros condicionamientos técnicos.

El consejero explicó que existen condicionantes, como la premisa de que ninguna entidad podrá tener menos de dos distritos electorales federales, independientemente de si cumplen con la cifras establecidas. De igual forma, otra variable está en la preservación de los denominados distritos indígenas, es decir, aquellos en los que existe una proporción importante de población de grupos étnicos y que el IFE está obligado a atender como factor para preservar tradiciones y costumbres.

De igual forma mencionó la indivisibilidad, en lo posible, de municipios, esto es, dijo Baños, que los distritos abarquen municipios completos, con excepción de aquellos que por sus dimensiones –Monterrey, Puebla, Guadalajara– involucren un mayor número de distritos.

Dijo que un factor a considerar para la organización de los comicios es la equidistancia de la cabecera distrital respecto de la secciones, con el fin de que en una jornada electoral los tiempos de traslado de los paquetes sean, en general, homogéneos y la distancia no sea factor que eventualmente retrase el traslado de algunos paquetes.