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No puede tardar en tomar nuevas decisiones: investigador Ronaldo Carmona

Debe preguntarse México si el TLCAN le generó condiciones de desarrollo

En AL hay 2 velocidades de crecimiento: una rápida en el sur, y otra lenta en el norte, dice el brasileño

 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de mayo de 2013, p. 17

Después de 20 años de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), México está en posibilidad de preguntarse si tal acuerdo con Estados Unidos y Canadá le generó condiciones más o menos favorables para el desarrollo de su proyecto nacional de país y tomar nuevas decisiones.

Así lo comenta en entrevista el investigador Ronaldo Carmona, del Laboratorio de Geografía Política de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, la principal nación emergente de Sudamérica y una de las cinco a nivel mundial, junto con Rusia, India, China y Sudáfrica (conocidas como BRICS), con las que este año realizará una sexta cumbre.

Carmona, quien participa en la cuarta Jornada Internacional de Vanguardia Científica en la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, en la que dio la conferencia Brasil: la gran estrategia para el siglo XXI, comenta en un receso:

“México no podrá tardar en esas decisiones porque el mundo está evolucionando de una manera muy rápida, se están conformando alianzas, bloques y tiene que optar por un esquema u otro. Por eso la crítica de Brasil al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas, impulsado por Estados Unidos), ya que se trataría de la latinoamericanización del TLCAN. Para nosotros sería inconcebible sumarse al ALCA porque generaría una cierta abdicación de, por ejemplo, nuestro proyecto de desarrollo industrial, científico y tecnológico autónomo.”

El especialista recuerda que las décadas de los 80 y 90 fueron años de apagón estratégico para Brasil, que sólo en este nuevo siglo, con la llegada de Luis Inacio Lula da Silva al poder, pudo crear una gran estrategia ante el asedio a su soberanía y recursos por parte de potencias centrales, sobre todo Estados Unidos.

Habla del cerco económico a Brasil, del caballo de Troya que fue para el Mercosur el golpe de estado en Paraguay, del lugar que ha ganado su país en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de la importancia de la elección de Vilma Rouseff tras los periodos de Lula, de los 20 millones de brasileños que han salido de la pobreza o de que el banco de los BRICS presta tres veces más dinero que el Banco Mundial.

También, del proceso de desoccidentalización del mundo, debido a la emergencia de otras naciones, de la fabricación de un submarino nuclear brasileño como parte del robustecimiento de su estrategia de defensa disuasiva, no expansiva ni imperialista o de que el entorno estratégico del país amazónico abarca el Caribe, el Pacífico, la Antártica, el Atlántico sur y África Occidental.

–¿Cuáles son los elementos fundamentales de la nueva geoestrategia de Brasil en relación con América Latina, Estados Unidos y los BRICS?

–Ese es un desafío importante para los países en desarrollo y por eso se ha conformado un polo de unidad sudamericana a partir de Unasur; con África e incluso con la Unión Africana; un mecanismo como IBSA (India, Brasil y Sudáfrica) o los BRICS y otros. Hoy existe una transición en la correlación de fuerzas en el mundo y todavía no se sabe cuál será el resultado.

–¿Podría comentar sobre la importancia del concepto de disuasión militar para los intereses geoestratégicos de Brasil, opuesto al de expansión?

–Un primer paso es mirar cuáles son las grandes tendencias y prospectivas de la evolución del mundo. Y también los análisis prospectivos de los países poderosos que apuntan a que un factor de inestabilidad en las próximas décadas será la tendencia a una creciente escasez de bienes, que en el sur tenemos en abundancia: tierra, agua, energía, biodiversidad.

–¿En términos geoestratégicos, cómo se ve a México desde Brasil, en la perspectiva de que, junto con países como Colombia, ha quedado al margen de esos procesos de cambio en Sudamérica?

–Una tesis muy fuerte habla de que en América Latina hay dos velocidades de desarrollo: una rápida en el sur, y otra lenta en Centroamérica, el Caribe y México. Mirando eso desde Brasil, hay que decir que nuestra búsqueda y accionar es para que México se acerque cada vez más a Sudamérica y podamos conformar la llamada unidad de la Patagonia al río Grande.