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Ver día anteriorDomingo 12 de mayo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

Una carta sonorense, una poblana y otra hermosada

C

on guasa, un amigo de Sonora aclara que a la insignificante actividad taurina de su estado, hace años sin ganaderías ni festejos que prohibir, puede añadirse otra involuntaria faceta semitaurina de Sonora mediante una guaracha sobre Manolete, el torero que hizo gloria y a la gloria se nos fue, que el famoso conjunto cubano La Sonora Matancera grabó en 1948, con la voz de Bienvenido Granda, apodado El bigote que canta. Ojalá que este sensible Congreso no prohíba ahora la música antillana y los bigotes, pues de eso sí hay.”

Le agradeceré informe a sus lectores, solicita el aficionado poblano Antonio Ávila, que los toros ejemplarmente presentados de la ganadería de San José que se lidiaron en la exdemolible plaza de toros El Relicario, de Puebla, el sábado 27 de abril pasado, nunca, pero nunca, ni de esa ni de otras divisas, los ha toreado el matador Enrique Ponce en la monumental Plaza México, prueba de sus abusos con el público mexicano y de su lamentable complicidad con la empresa del coso, que adquiere y obliga a que los jueces-títeres aprueben los no villones que la abusiva administración del matador les impone. Qué pena que en el Distrito Federal el buen ganadero José Arturo Jiménez Mangas se pliegue a los antojos de Ponce y a la irresponsabilidad de la empresa, mientras en Puebla y otras ciudades se acuerde de la edad y el trapío en los encierros que manda. Me parece que su nuevo jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, le hará como todos sus antecesores: evitar agarrar al toro, ¿o al novillo despuntado?, por los cuernos. Hay muchos compromisos.

Un ferviente Hermosista advierte que si la envidia fuera tiña, cuántos tiñosos habría y que en los señalamientos al rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza –La Jornada, 21 de abril de 2013– se percibe un nacionalismo decimonónico y el afán de querer que las cosas sean como no pueden ser (sic). Enlista las cualidades y records insuperables alcanzados en 24 años de alternativa por el centauro estellés, exitosamente celebrados en Pachuca con motivo de sus dos mil corridas, cerca de 600 en ruedos mexicanos a lo largo de 13 años, y de haber revolucionado el toreo a caballo.

El seguidor agrega que en tan brillante trayectoria podrá haber habido algunos excesos en cuanto a selección de ganado, pero siempre con el propósito de dar garantía al espectáculo y de agradar al público que llena las plazas al conjuro de su nombre. Y remata: Quienes cuestionan al maestro Hermoso pasan por alto su depurada técnica, valor, afición, perfecta doma, rehiletes, quiebros, emoción y espectáculo, así como haber incrementado el interés de los públicos mexicanos por el rejoneo, motivar a los jóvenes a incursionar en el Arte de Marialva, impulsar el decaído ambiente de la fiesta brava en el país y, otro factor que usted pasa por alto, incluir en sus actuaciones a toreros mexicanos de los que las empresas no se acordaban, concluye.

Tiene razón, pero no mucha. Es evidente que a falta de toreros taquilleros, la afición por el rejoneo se ha incrementado, al grado de atraer a muchos jóvenes a las plazas. Esto, que en principio pareciera muy bueno para la fiesta y mejor para los empresarios, se ha traducido en un debilitamiento del toreo de a pie, el único que da sentido al arte de la lidia. Si hace 13 años el extraordinario caballo Cagancho, triunfaba por encima de los alternantes de luces, la suerte estaba echada en favor de la belleza de los equinos, de su doma y de las habilidades del jinete, no de la tauromaquia esencial ni del encuentro sacrificial entre toro y torero.

A lo anterior hay que añadir las peculiares políticas de actuación de Hermoso de Mendoza, renuente a hacerlo con rejoneadores mexicanos e incluso a sacar de los carteles a alguno si no acepta ir de simple comparsa, como dijera san Álvaro Carrillo. Pero el mayor pecado de omisión del exitoso caballista navarro ha sido su falta de apoyo a la fiesta de toros de México, pues sólo a últimas fechas decidió repetir en sus actuaciones a dos toreros nacionales, y lo que pudo haber sido un factor determinante para el impulso de diestros de a pie con potencial, pero sin oportunidades, se redujo a carteles monótonos, cómodos y predecibles.

Por cierto, al periodismo taurino actual, convertido en agente de relaciones públicas y en sembrador de desinformación a costa de la inteligencia del público y de la dignidad animal del toro de lidia, no se le ha ocurrido hacer un reportaje sobre la increíble y eficiente logística empleada por el rejoneador Hermoso y su equipo de trabajo para cuidar, mantener y transportar su cuadra, monturas, medicinas y arreos a lo largo y ancho de la república, a veces durante cuatro días consecutivos. Mejor le preguntan por qué nos quiere tanto.