Pedí al cielo que yo no muriera, dice Mario, un lavador de coches
Miércoles 8 de mayo de 2013, p. 3
Mario viajaba en un transporte colectivo, llamado combi, hacia el Distrito Federal cuando ocurrió la explosión. Narró que todo se quemaba y el chofer del vehículo en que viajaba ni siquiera pudo bajar porque la onda expansiva rompió el parabrisas.
La combi se detuvo y Mario, de 45 años de edad, quien trabaja cuidando coches, bajó del transporte, echó a correr y se arrodilló.
Pensé que ahí acababa todo. Empecé a pedirle a la Virgen que me hiciera un paro
, dice al salir del Hospital Rubén Leñero, donde fue atendido con varias quemaduras en ambas manos.
No puede evitar el llanto al percatarse de que sobrevivió a la explosión de una pipa de gas en la autopista México-Pachuca ayer, donde murieron 22 personas y más de 30 resultaron lesionadas.
Él se dedica a lavar y cuidar automóviles fuera del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en la colonia de los Doctores, y todas las mañanas se traslada por esa carretera de Coacalco, donde vive, al centro de la ciudad de México.
Explica que ayer dormitaba cuando una ola de calor invadió el transporte público. El fuego parecía alcanzarlos. Se cubrió el rostro con las manos y salió del vehículo. Pensó que podía morir y por eso pidió al cielo que eso no ocurriera.
Aunque tenía lesiones en ambas manos, Mario se trasladó al Distrito Federtal por sus propios medios y fue atendido, junto a otras siete personas que llegaron con lesiones de distinto tipo y gravedad, en el Hospital Rubén Leñero.
Después de medio día, salió del nosocomio con las manos vendadas. Aseveró que aún tiene en los ojos la visión de autos calcinados, y la certeza de que murieron muchas personas.
Las lágrimas cubren el rostro de Mario porque él no está entre las víctimas mortales, y emprende el camino de regreso a casa.