El sector avícola invertirá 700 millones de dólares anuales en infraestructura de producción e investigación, con miras a lograr un crecimiento de 6 por ciento; además abrirá un fondo de contingencia para abatir riesgos, como el virus de la gripe aviar (H7N3), dijo Jorge García de la Cadena al asumir la presidencia de la Unión Nacional de Avicultores (UNA).

Aseguró que cuando se supere la contingencia sanitaria, el sector volverá a reactivarse, aunque también necesita que la seguridad pública se afronte con rigor, responsabilidad y compromiso; se supere la incertidumbre política, y termine la indiferencia de funcionarios y representantes populares.

Dijo que los avicultores consolidarán una red de proveedores nacionales de granos y oleaginosas, para lo que recurrirán a la agricultura por contrato y a la búsqueda de alianzas estratégicas para no depender de las importaciones, pero a la vez, agregó, requieren del diseño de políticas públicas que respondan a la realidad nacional.

Respecto de la presencia del virus de la influenza aviar, el secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Enrique Martínez y Martínez, puntualizó que está controlada. La detección del H7N3 en una granja de traspatio en Tlaxcala –donde fueron sacrificadas 80 aves– no debe magnificarse, destacó. Aseguró que el virus no se ha detectado en granjas de Puebla, ello está totalmente checado y certificado.

Hizo un llamado a los avicultores para buscar qué hacer con la pollinaza y gallinaza para evitar que generen problemas de salud; hay que buscar cómo darles valor agregado, como fertilizante, composta o alimento pecuario, con cuidado sanitario como hacen en otros países.

Sagarpa, sostuvo ante los participantes en la 51 asamblea general de la UNA que seguirá trabajando en la investigación con gran rigor científico para encontrar cómo blindamos al sector ante los problemas sanitarios y de inocuidad que han sido el dolor de cabeza en los últimos años.

Antes, Jaime Crivelli, presidente saliente de la UNA, apuntó que la presencia del virus de la gripe aviar nos obliga a ser más escrupulosos con los sistemas de bioseguridad, pues por la presencia del patógeno en los Altos de Jalisco –región en la que se concentra la industria avícola– el año pasado, se tuvieron que sacrificar 22.4 millones de gallinas ponedoras que dejaron pérdidas por 9 mil 500 millones de pesos, suspensión de exportaciones, alza de los precios del huevo en el mercado nacional y una disminución temporal de la oferta del alimento.