uy buenos días tengan todas y todos ustedes, les agradezco mucho que nos acompañen en esta reunión que pretende fijar una posición, que pretende transmitir un mensaje y que seguramente habrá muchas preguntas que les pido que comprendan que el día de hoy no las voy a responder por muchas razones; la principal es porque estamos haciendo una valoración completa de los hechos, de las afectaciones y demás.
Y quiero empezar diciendo ante ustedes, a través de los medios que ustedes representan y que agradezco la presencia y la cobertura que se da a este mensaje, que hoy es nuevamente uno de esos días complejos para la Universidad Nacional Autónoma de México.
Lo es porque, de una parte, hay la satisfacción de encontrarnos de nueva cuenta en la torre de la rectoría, y de otra, un sentimiento contrastante, un sentimiento de tristeza por los acontecimientos registrados y por algunos de los hechos de los que hemos empezado a tomar nota.
Quiero decir a la comunidad universitaria y a la sociedad mexicana que, por supuesto, de nueva cuenta la Universidad Nacional Autónoma de México ha sido afectada, lo ha sido en su patrimonio, lo ha sido en su imagen y lo ha sido también en los servicios que presta a la sociedad. Esto no podemos ignorarlo, no podemos hacer como que no se hubiera registrado de ninguna manera.
Y de manera muy especial, porque estoy plenamente convencido que los hechos que se registraron no debieron haber sucedido. No es la violencia, no es el camino de la toma de instalaciones y la afectación de la normalidad universitaria, la forma de plantear una diferencia, la manera de expresar un desacuerdo, el mecanismo para hacer notar una protesta o un desacuerdo.
Y más cuando hay todos los canales, todas las fórmulas en la universidad para poder atender, conocer, registrar y resolver esas diferencias, resolver esos diferendos.
Ni el plan de estudios, que no existe, el que existe es el que está en vigor en el caso del Colegio de Ciencias y Humanidades, ni el proceso que a lo largo de más de un año ha conducido el consejo técnico del Colegio de Ciencias y Humanidades, son razón justificada para esta condición.
Lo que, desafortunadamente, ha estado presente son acciones violentas, es la afectación a la integridad de universitarios lo que nos ha conducido al punto en que nos encontrábamos hasta el día de ayer.
Para los universitarios y para una sociedad civilizada que se precie de serlo, la violencia es precisamente la antítesis de los valores que se cultivan en esta casa de estudios. Afortunadamente, los hechos nos demuestran que la inteligencia, que la prudencia, son formas y mecanismos que tienen que actuar para enfrentarse a la cerrazón y a la intransigencia.
Quiero decirles que tengo la convicción de que en esta institución todos los días se reciben lecciones, ésa es parte de la razón de ser de la universidad; nuestros estudiantes vienen a formarse, vienen a recibir lecciones que a veces se dan a la manera de contenidos, de información, de métodos, de técnicas, de apreciaciones y en algunas otras oportunidades se dan esas lecciones.
En esta casa de estudios hemos estado acostumbrados permanentemente a aprender, aprender incluso de nuestros problemas. Por eso digo dentro de estos matices que se registran en un día como hoy, cuando regresamos a estas instalaciones, cuando quienes indebidamente las ocupaban las han desalojado, que tenemos que sacar lecciones de esta situación, de este problema.
Que tenemos que transmitirle a la comunidad universitaria, a nuestros alumnos, trabajadores, académicos y trabajadores administrativos, lecciones a favor del diálogo, de la prudencia, de la inteligencia, del uso de la razón.
Creo que para nuestro país en un momento como en el que se vive, en el que nadie puede ignorar el estado de incomodidad y la problemática que afecta a núcleos muy importantes de nuestra sociedad, debe también ser importante entender que en una sociedad tan plural como la mexicana, que en una comunidad tan plural como la universitaria, hay formas diferentes a las tradicionales para resolver problemas, para sacar adelante la solución de conflictos y para aprender de esas condiciones.
Quiero dejar claramente establecido que en ningún momento se ha tratado de judicializar y menos de criminalizar la protesta que, por supuesto, las autoridades universitarias, el rector, la rectoría a mi encargo, lo que hemos hecho es denunciar la violencia, es exigir con firmeza y con respeto la reintegración de las instalaciones, la desocupación de la torre de la rectoría y sancionar, por supuesto, a quienes cometieron, previamente a cualquier planteamiento de orden académico, conductas que son impropias, inadecuadas de un universitario.
Quienes optan por la vía violenta están contraviniendo el orden y los principios de la universidad; quienes ejercen la fuerza como sustituto de la razón se equivocan y transmiten una imagen que no es de ninguna manera la que la inmensa mayoría de los integrantes de esta universidad hoy y siempre han expresado y han mantenido.
Todos, absolutamente todos, tenemos que aprender de lo que ha acontecido. Todos, absolutamente todos, deberemos trabajar para fortalecer la unidad de nuestra comunidad, la integridad de la institución a la que orgullosamente pertenecemos y que le presta servicios invaluables a nuestro país.
Me congratulo que quienes ocuparon indebidamente estas instalaciones las hayan desalojado. Digo y sostengo que veremos hacia delante; digo y sostengo que lo que ya hicimos ahí está en el registro y que el rector de la universidad, un servidor, sabrá dar cuenta a la comunidad y a nuestra comunidad de los actos que tuvimos.
Pero, al mismo tiempo, entiendo con claridad que tenemos que ver hacia adelante, que si lo que se ha pedido es diálogo, diálogo tiene que haber, pero un diálogo de universitarios. Diálogo entre gente identificada, un diálogo donde prevalezca el argumento, la información y el más amplio debate al respecto de los asuntos que preocupan, en este caso respecto del plan de estudios del Colegio de Ciencias y Humanidades.
La rectoría a mi cargo ha tratado, y la valoración no me toca hacerla a mí, de actuar con apego a la normatividad, con apego a los principios de la universidad y, al mismo tiempo, agotando las vías institucionales, como lo dije desde el primer momento, ejerciendo el sentido de la universidad, haciendo uso de la inteligencia, de esos principios y de la prudencia para evitar situaciones más complejas, ése es el mensaje que quiero transmitir el día de hoy, y reitero frente a ustedes mi agradecimiento por ayudarnos a que alcance a los universitarios y al resto de nuestra sociedad.
Buenas tardes y muchas gracias.
* Mensaje del rector José Narro Robles en torno al desalojo de la torre de rectoría.
Mayo 1º de 2013