Opinión
Ver día anteriorLunes 29 de abril de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

Escarceos migratorios

D

urante la semana que concluyó se efectuaron tres sesiones en el Senado de Estados Unidos con la finalidad de analizar el estado del sistema migratorio y discutir las que eventualmente serían algunas de las propuestas para la reforma de tal sistema.

De las comparecencias de especialistas, organizaciones, asociaciones, sindicatos y funcionarios involucrados en la reforma al sistema migratorio, tal vez la más aleccionadora fue la de Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interna, bajo la cual están encuadrados los asuntos migratorios. La firmeza con la que respondió a los embates de los senadores, particularmente republicanos, no dejó dudas del porqué sus puntos de vista serán básicos para avanzar en la reforma. No vaciló en afirmar que las medidas aplicadas para la seguridad fronteriza han cumplido con creces en los propósito de reducir el cruce de personas indocumentadas. Fue contundente cuando dijo que otorgar un estatus legal a los 11 millones de indocumentados que ya viven en el país es una medida necesaria para la seguridad interna, pues será una forma de saber quiénes son, de dónde vienen y en dónde están. Con esta respuesta salió al paso de los legisladores que aprovecharon los atentados en el maratón de Boston para oponerse a que se otorguen documentos migratorios a muchos de esos 11 millones de indocumentados, con el argumento de que se daría un estatus legal a terroristas.

Parece que serán cuatro elementos en los que descansará la reforma: más recursos para la vigilancia fronteriza; un programa para trabajadores temporales; fuertes multas a las empresas que contraten indocumentados; una vía para adquirir la ciudadanía estadunidense. Cada uno de estos cuatro elementos tiene a su vez condiciones que deberán ser cumplidas: el tiempo para el estatus de residente y posteriormente la ciudadanía será de entre siete y 13 años, los aspirantes deberán pagar impuestos de varios años previos a la solicitud de la regularización migratoria, hablar inglés, pagar una multa y no haber sido acusados de algún delito grave, entre otras condiciones.

Hay optimismo entre los senadores que integran la comisión bipartidista en lograr que se apruebe la propuesta en el Senado. El asunto en la Casa de Representantes es más complicado. Hay una fracción de la mayoría republicana que por diversas razones se opone a la reforma. En una próxima entrega se comentarán algunas de esas razones.