Miércoles 17 de abril de 2013, p. 45
Toluca, Méx 16 de abril.
En el valle de Toluca, considerada la quinta zona metropolitana más grande del país, existe una sobreoferta de 50 por ciento en el transporte público de pasajeros, lo cual merma las ganancias de los concesionarios, quienes demandan incremento de tarifas, indicó el investigador Óscar Sánchez, quien hace dos años concluyó un estudio de movilidad y transporte en esta región.
Según el académico y otros ponentes que participaron en un foro de movilidad organizado por un colectivo de jóvenes universitarios que se oponen al alza del pasaje y proponen introducir un sistema de transporte masivo en el valle de Toluca, se requiere un verdadero reordenamiento del transporte.
El estudio, realizado durante cinco años con apoyo de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), indica que 62 por ciento de las unidades que circulan por el valle de Toluca llevan en promedio 10 pasajeros, cuando su capacidad es de más de 40. El diagnóstico indica que sólo 4 por ciento de los autobuses se ocupan a más de 60 por ciento.
Otro problema es que varias empresas transportistas saturan 80 por ciento de las rutas, la mayoría de las cuales pasa por el centro de Toluca.
Tal vez no se requiere un aumento en las tarifas, sino reordenar el transporte. Existen muchas concesiones. Es necesario diseñar rutas que garanticen aforos o reducir la capacidad de las unidades. Puede que sea más rentable para los concesionarios
, explicó.
Crecimiento desordenado de asentamientos y rutas
Previamente, el urbanista Alfonso Iracheta Cenecorta manifestó que el gran problema de movilidad en esta zona metropolitana se debe a la falta de planeación y al crecimiento urbano desordenado, como resultado de la falta de continuidad de las políticas públicas y la carencia de coordinación entre autoridades municipales, ya que cada una elabora su plan de desarrollo sin tomar en cuenta a las demarcaciones vecinas.
También señaló que a las autoridades de los tres niveles les ha faltado voluntad para detener y controlar el desorden con que han proliferado no solamente los asentamientos humanos, sino también el transporte y otros servicios porque las rutas las diseñan los propios transportistas, cuando se crea un conjunto urbano, y no las planea la autoridad para responder verdaderamente a las necesidades de movilidad de la población
.