Según diversas estimaciones especializadas, en el mundo la trata de personas es el segundo negocio ilícito más rentable, por encima del tráfico de armas; deja ganancias estimadas en 32 mil millones de dólares anuales y 73 por ciento de las víctimas son mujeres, afirmron integrantes de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC).

En el contexto de la primera Conferencia Latinoamericana sobre Trata de Personas, organizada por la UMOFC y con el auspicio del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), el obispo de Nuevo Laredo, Gustavo Rodríguez Vega, quien es integrante del Departamento de Justicia y Solidaridad del Celam, alertó sobre esta trata.

Yo añadiría a esta definición, ya clásica, otra forma de esclavitud que se da en el mundo actual, que es la esclavitud con fines delictivos. En mi diócesis, como en muchos otros lugares afectados por la violencia y el crimen organizado, muchos adolescentes y jóvenes son tomados por la fuerza para trabajar para un grupo delictivo, bajo la amenaza de matarlos o, peor aún, hacer daño a sus seres queridos. Otros que ingresaron a los grupos, tal vez atraídos por el deseo de dinero fácil, o por motivos de venganza, al momento de quererse retirar, son igualmente forzados a permanecer en el grupo, por motivos de seguridad.

En el encuentro, María Giovanna Ruggieri, presidenta general de la UMOFC, comentó que la trata de personas es el mayor azote del siglo XXI, y que frente a ello queremos ser voz de la Iglesia, ofrecer inspiración, estímulo, compromiso del amor en acción.

Durante su intervención mencionó que entre las causas de la trata está la “pobreza moral, que lleva a muchos con buenos ingresos a considerar a las personas –incluso mujeres y niños– objeto y fuente de su placer personal”, y destacó que la trata es una tragedia que afecta a mujeres cada vez más jóvenes.

Mónica Santamarina, vicepresidenta general y vicepresidenta para América Latina y el Caribe de la UMOFC, indicó que hablamos del segundo negocio más grande del mundo. Hoy genera más utilidades comprar y vender personas que comprar y vender armas. Eso nos tiene que doler.

Añadió que urge sensibilizar, porque aún hay muchos que cerramos los ojos.

Carlos Aguiar Retes, presidente del Celam, ofició una misa en la Catedral Metropolitana con motivo del encuentro, y en su homilía habló de la importancia de erradicar la trata de personas y procurar siempre la dignificación del ser humano.

A la ceremonia religiosa, concelebrada por Rodríguez Vega, asistieron representantes de la Acción Católica de Cuba, Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia, Honduras, Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Estados Unidos, España, Italia y México, los cuales analizan cómo operan las redes de tratantes; quiénes son víctimas, victimarios y consumidores; trata para pornografía infantil, turismo sexual, explotación laboral, tráfico de órganos, y visualizar con datos brindados por especialistas cuál es el panorama de la trata en Latinoamérica.

También para analizar la actuación de los medios de comunicación frente a la trata, e informarse acerca de la captación en redes sociales, así como plantear estrategias de denuncia y canalización de víctimas.

“La trata no es solamente que vengan Los Zetas, rapten a una mujer y la obliguen a prostituirse. Tenemos a niños y niñas forzados a trabajar, precisó Mónica Salazar, del Colectivo contra la Trata de Personas, quien alertó sobre la práctica de traer desde lugares pobres a niñas para el trabajo doméstico. ¿Quién no ha escuchado que se puede ir a la sierra o a Oaxaca a buscar una niña para trabajo doméstico y llevársela a su casa a trabajar y ni siquiera se le paga? Tenemos que cambiar para vencer esta esclavitud moderna. La trata está más cerca de lo que uno cree, resaltó.