Citlali Trueta, premio L’Oréal-Unesco-AMC, estudia la liberación de esa sustancia en la sinapsis
Modular el estado de ánimo, una de las funciones vitales de la serotonina
Miércoles 10 de abril de 2013, p. 3
Una de las funciones más importantes de la serotonina, uno de los neurotransmisores que se libera en la sinapsis (conexión entre las neuronas o una de ellas con un músculo) es modular los estados de ánimo.
La liberación de serotonina es el tema principal de las investigaciones de la bióloga y doctora en ciencias biomédicas Citlali Trueta Segovia, ganadora de la beca L’Oréal-Unesco-AMC, en el área de ciencias naturales, quien trabaja en el Departamento de Neurofisiología, en la División de Investigaciones en Neurociencias del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
Un tenista que ve venir una pelota a 300 kilómetros por hora tiene un par de segundos para pensar dónde tiene que poner la raqueta, colocarla exactamente allí y dar la fuerza y la velocidad correctas para lanzarla al otro lado de la cancha. Estos son cálculos muy rápidos y ocurren en la sinapsis
, explicó la galardonada en entrevista.
Sin embargo, no todo el sistema nervioso funciona así. Por ejemplo, ese tenista un día se pelea con la novia y se siente mal. Y aunque se esté muy bien entrenado, ese día saca la pelota de la cancha, debido a que hay emociones que hacen que esas sinapsis funcionen de forma distinta. A esto se le llama modulación de estados de ánimo
.
Inhiben proteínas
Por ejemplo, cuando una persona está deprimida los niveles de serotonina están bajos. De hecho, el tratamiento farmacológico, los antidepresivos, inhiben las proteínas que recapturan esa sustancia en las neuronas; es decir, hacen que se quede en el fluido extracelular por más tiempo y pueda actuar más
, sostuvo.
Se sabe que la serotonina se libera tanto en terminales sinápticas como en sitios extra sinápticos –por ejemplo, el soma, cuerpo de la neurona, o el axón, prolongación de las neuronas especializadas en conducir el impulso nervioso desde el soma hacia otra célula–. En términos generales, la pregunta que guía el trabajo de la investigadora es cómo se regula de manera diferente la liberación sináptica y extra sináptica de serotonina
.
Para estudiar la liberación sináptica lo que hacemos es formar, en un plato de cultivo, una sinapsis que identificamos
, con sanguijuelas. Los cultivos para estudiar la función sináptica se empezaron a hacer a finales de los años 70. El biólogo suizo John Nicholls comenzó las investigaciones de la anatomía funcional del sistema nervioso de la sanguijuela.
“Ese animal tiene un sistema nervioso muy bonito. En lugar de tener un cerebro como el de los humanos o todos los vertebrados, tiene una cadena de muchos ‘cerebritos’, que llamamos ganglios. Son organismos segmentados, como las lombrices, y cada una de esas partes se controla de manera más o menos independiente. Cada segmento tiene su ‘cerebrito’, de alrededor de 400 neuronas, que comparado con el billón de neuronas de los humanos es muy poquito”, explicó la científica.
Además, otra de las ventajas que tiene este sistema, dijo, es que tiene neuronas enormes, lo cual facilita los estudios en cultivo. Las neuronas humanas miden como 10 micras, las de las sanguijuelas hasta 100 micras. Y cada tipo de neurona está siempre en el mismo lugar. Si se ve el ganglio y se le conoce se sabe que es una neurona de tal o cual tipo. La mayoría de estas neuronas han sido identificadas por su forma, localización y, en muchos casos, se sabe la función que tienen
.
Sobre el aporte de su trabajo, Trueta expresó que la ciencia básica no se debe juzgar por un beneficio inmediato, sino porque los conocimientos que aportará serán útiles.
“Si entendemos cómo se regula la liberación de serotonina podríamos eventualmente encontrar tratamientos para enfermedades siquiátricas como la depresión y la esquizofrenia, así como para trastornos alimentarios, como anorexia o bulimia; por ejemplo, nuestra conducta social en general está determinada por la serotonina, y esto va desde la depresión hasta las agresión.
Motivación
Citlali Trueta Segovia consideró que sus padres –la madre es física y el padre veterinario– la ayudaron a cultivar el amor por la ciencia. Sin embargo, expresó, no me sentí nunca influida, más bien siempre me dejaron hacer lo que quería. Estudié biología porque tuve una maestra muy buena en la prepa, y definitivamente, eso me motivó
.
Agregó que en la biología muchas veces enseñan las cosas como ya se conocen, pero no necesariamente la manera en cómo se llegó a conocerlas; es decir, se ve una célula y dicen que tiene un núcleo, pero ¿cómo fue que se llegó a saber eso? El deseo de conocer ese proceso hizo decidirme por la investigación
.
Siempre interesada en la biología celular, la bioquímica y la fisiología, en cómo funcionan los seres vivos, dijo que muy pronto comprendió que quería ser bióloga de laboratorio, porque no le gustaban las prácticas de campo.
Citlali Trueta practicó ballet desde los 13 años hasta casi la mitad de su doctorado; también es madre de Jordi, un niño de seis años de edad.