En maratónica jornada, ayer se celebró la 51 edición del Día Mundial del Teatro
El dramaturgo italiano Dario Fo dedicó un discurso a la efeméride
Lamentó la falta de espacios y de público, consecuencia de la crisis
Isabel Quintanar, del ITI-Unesco, alertó sobre el peligro que enfrentan los actores noveles de caer en la banalidad o en falsas expectativas
Domingo 24 de marzo de 2013, p. 2
El Centro Nacional de las Artes (Cenart) se convirtió ayer en el epicentro del arte escénico mexicano con motivo de la celebración –por adelantado– de la 51 versión del Día Mundial del Teatro, efeméride que se conmemora el 27 de marzo.
Fue una maratónica jornada de 12 horas, que comenzó a las 10 de la mañana y concluyó al filo de las 10 de la noche, en la cual se presentaron más de 20 obras, entre profesionales y estudiantiles, en los diversos espacios cerrados y al aire libre con los que cuenta ese complejo cultural, ubicado al sur de la ciudad.
Hubo de todos los géneros y para todos los gustos del público de todas las edades, acorde con el propósito que se plantearon los organizadores, los estudiantes de segundo año de la licenciatura en actuación de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT), de promover la experiencia y el gozo del arte escénico entre nuevas audiencias.
El programa constó lo mismo de teatro infantil, comedia y clown, que de títulos clásicos y obras de creación colectiva y de jóvenes dramaturgos, así como lecturas en atril y espectáculos musicales y de danza.
Entre las compañías y grupos participantes, destacaron el de la Universidad Veracruzana, Las Reinas Chulas, Gallinero Culeko, Primero Impro, Género Menor, Cuarto Menguante Teatro y Noche de Combate.
Sin embargo, las principales protagonistas del encuentro fueron aquellas cientos, si no es que miles, de personas que asistieron a lo largo del día a las funciones programadas, como hizo ver durante la ceremonia inaugural la directora del Centro Mexicano del Instituto Internacional del Teatro (ITI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Isabel Quintanar.
“La labor (de esta celebración) –resaltó– es formar público pensante, público selectivo, público que conozca realmente lo que son las artes escénicas y el nivel artístico elevarlo por medio de la confrontación.”
Un público sensible y pensante es peligroso para el poder, agregó la promotora cultural en su discurso, y recalcó la aportación del teatro como elemento formador de mejores personas, al contribuir a recuperar la identidad y los valores .
El teatro es la única expresión que tiene todas las artes y todos los oficios, y trabajamos todos para el público
, precisó Isabel Quintanar, quien alertó a los estudiantes de la especialidad y a todos aquellos que quieran dedicarse a la misma sobre el peligro de caer en la banalidad o de las falsas expectativas.
“En estos momentos históricos todos quieren ser ‘artistas’, y los papás están muy contentos; pero hay que tener mucho cuidado, porque también hay enajenados, ‘actorcitos’ que luego sólo se hacen cirugías”, señaló.
Quienes tomen esta carrera tienen que hacerlo con seriedad y sobre todo sabiendo que tenemos los talentos y una asociación para que todos aquellos que se dediquen a otra profesión, pero quieran hacer teatro, lo hagan de muy buena manera. Pero los que deseen dedicarse de manera profesional, deben tener mucho cuidado.
Luego de que el director de la ENAT, Gilberto Guerrero, dio la bienvenida a este festejo, correspondió a la actriz Angelina Peláez leer el Mensaje del Día Mundial del Teatro 2013, cuya escritura es encargada cada año por el ITI-Unesco a una personalidad de renombre internacional, que en esta ocasión fue el dramaturgo italiano Dario Fo.
En su texto, el premio Nobel de Literatura 1997, y también actor, recordó cómo hace mucho tiempo el poder en Italia tomó una intolerante decisión contra los comediantes al expulsarlos del país, por lo incómodos que resultaban para los intereses de los poderosos y los gobernantes.
“Actualmente –apuntó–, los actores y las compañías teatrales tienen dificultades para encontrar escenarios públicos, teatros y espectadores, todo a causa de la crisis. Los dirigentes, por tanto, ya no están preocupados por controlar a aquellos que les citan con ironía y sarcasmo, ya que no hay sitio para los actores, ni hay un público al que dirigirse.”
Después de hacer un recuento histórico del incisivo papel de los comediantes durante el Renacimiento y la Contrareforma, cuando fueron considerados por los poderosos italianos almas indeseables
y buscaron a toda costa echarlos de las ciudades, Dario Fo planteó una salida para paliar la crisis que vive actualmente esa expresión.
La única solución, escribió el autor, “se basa en la esperanza de que se organice una gran caza de brujas contra nosotros, especialmente contra la gente joven que desea aprender el arte del teatro: una nueva diáspora de comediantes que, desde tal imposición, sin lugar a dudas provocará beneficios inimaginables por el bien de una nueva representación”.
De esa manera cerró su participación Dario Fo, en voz de Angelina Peláez, para que de inmediato fuera cumplido el protocolo de la inauguración y comenzara así esa fiesta, que es celebrada en 98 países del orbe.