En la Cátedra Religión y Sociedad, que organiza el Centro Universitario Cultural, el doctor en filosofía por la Universidad de París y sacerdote católico de la diócesis de Nezahualcóyotl, estado de México, Francisco Xavier Sánchez Hernández, impartió la conferencia Religión y crisis de la civilización: identidad y diferencia, durante la cual habló de que en México vivimos una enorme crisis en los aspectos político, económico, cultural, moral y religioso.

Señaló que basta leer las noticias o salir a la calle para darse cuenta de la violencia, el desempleo y la pobreza que vive la sociedad mexicana.

Por ejemplo, destacó, tenemos una crisis política: la mayoría de nuestros dirigentes políticos no buscan llegar a distintos cargos, para ayudar a la población, sino por intereses personales. La política en el país se ha prostituido, los cargos los obtiene el mejor postor, no siempre el más honesto o el más preparado.

Tenemos una crisis económica: vivimos en un país desigual económicamente, donde reside el hombre más rico del mundo y empresarios con grandes emporios comerciales, pero también vive una gran mayoría de la población que carece de lo mínimo indispensable para vivir dignamente.

Como crisis cultural, expresó: Si Marx decía en el siglo XIX que la religión es el opio del pueblo, es porque no conocía la programación de Televisa y Televisión Azteca.

Vivimos también una crisis moral: en una sociedad que ha llegado a banalizar el mal. Vivimos una enorme violencia, lo que provoca un enorme desprecio por la vida. Nos estamos acostumbrando a hacer el mal, donde no importa el bien del otro, sino el egoísmo.

Y vivimos una crisis religiosa: “Si bien una parte de la Iglesia católica ha acompañado a la población en su búsqueda de dignidad y de justicia; otra parte se ha aliado al poder o ha permanecido silenciosa y no ha sabido acompañar a sus fieles en momentos de crisis.

Ha habido una preocupación más por cuidar nuestros privilegios de la Iglesia, pero no hemos sabido escuchar a las personas.

Sánchez Hernández comentó, en charla con La Jornada, que ve como un signo positivo la llegada del nuevo papa Francisco, por ser latinoamericano, jesuita y por el nombre que eligió.