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Los convoca a no ceder al pesimismo y rinde homenaje a Benedicto XVI

Armonía pese a diferencias, exige el Papa a los cardenales

Fue electo con el apoyo de 90 purpurados, revela el diario de Milán Corriere della Sera

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Jorge Mario Bergoglio estuvo a punto de caer ayer, luego de enredarse con su sotana ante el colegio de cardenalesFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 16 de marzo de 2013, p. 19

Ciudad del Vaticano, 15 de marzo.

El papa Francisco instó hoy a los cardenales a no ceder al pesimismo y la amargura que el diablo nos ofrece cada día, y pidió fraternidad y armonía dentro de la Iglesia católica.

Ante el colegio de cardenales, reunido en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, rindió homenaje a su predecesor, Benedicto XVI, calificó de valiente y humilde la renuncia de éste y aseguró que su pontificado será un patrimonio espiritual para todos.

El primer Papa no europeo en 13 siglos invitó a los príncipes de la Iglesia a buscar nuevos métodos de evangelización para llevar la verdad cristiana a todos los extremos de la Tierra.

Vestido con una sotana blanca, insistió ante los purpurados de los cinco continentes, a quienes llamó hermanos, en la necesidad de comunión eclesial y que se conozcan mutuamente, como una comunidad de amigos.

El argentino Jorge Mario Bergoglio reconoció que hay diferencias entre los purpurados de medio centenar de países, y les pidió no temer a ellas mientras reine la armonía y el espíritu santo vele sobre la Iglesia como un apóstol de Babel.

Con gesto pausado y saltándose el discurso escrito, el Papa, de 76 años, hizo un elogio de su vejez.

Quizás la mitad de nosotros estamos en la vejez, la sede de la sabiduría y de la vida. Como el anciano Simeón, esa sabiduría le ha hecho reconocer a Jesús. Donemos esa sabiduría a los jóvenes, como el buen vino que con la edad se vuelve mejor, enfatizó.

Evocó al cardenal argentino Jorge Mejía, de 90 años, quien el miércoles padeció un infarto y hoy se recupera en un hospital romano. Más tarde visitó en la clínica Pío XI de Roma a su compatriota, archivista y bibliotecario emérito.

Desde su primera salida al balcón de la basílica de San Pedro, el Pontífice ha impuesto un nuevo estilo, muy distinto al de su predecesor, el papa teólogo, con el que tendrá que convivir dentro de los muros del Vaticano tras su histórica renuncia.

Según el diario de Milán Corriere della Sera, el nuevo Papa fue electo gracias al apoyo de 90 cardenales de los 115 que participaron en el cónclave de dos días.

Sobre los pormenores de la elección de Bergoglio, el martes pasado el diario conservador Clarín, de Buenos Aires, informó que la decisión mayoritaria de los 115 purpurados electores se produjo después de que el arzobispo de Buenos Aires recibió el apoyo de su homólogo de Nueva York, Timothy Dolan, y luego de que el cardenal de Milán, Angelo Scola, optó por hacerse a un lado, cuando observó que en las primeras votaciones no había tenido suficiente respaldo.

De acuerdo con Clarín, Bergoglio tomó una decisión similar en el cónclave de 2005, cuando notó que los cardenales le favorecían menos que a Joseph Ratzinger.

Desde el martes pasado, además de los elogios, los otros dos temas que acaparan la atención de la prensa mundial respecto de Bergoglio son su cuestionado papel en los años negros de la dictadura argentina y su edad, después de que el jueves se le vio con paso vacilante en su ofrenda floral a la virgen en una basílica de Roma.

Francisco sólo tiene dos años menos que los que tenía Joseph Ratzinger cuando fue proclamado papa, y el Vaticano confirmó que le retiraron parte de un pulmón cuando era joven, aunque aseguró que eso no es una minusvalía.

El aparato administrativo del Vaticano, mientras tanto, prepara la misa de entronización del próximo martes, Día de San José.

Por la noche se informó que el pontífice tuvo un embarazoso encuentro en la basílica de Santa María la Mayor con el cardenal Bernard Law, acusado de encubrir a 250 curas pederastas entre 1984 y 2002, cuando fue obispo de la diócesis de Boston. El diario italino Il Fatto Quotidiano aseguró en una reconstrucción de los hechos que Francisco comentó a quienes lo acompañaban: No quiero que (el cardenal) frecuente esta basílica.