Otra vez el riesgo. Gamaliel Plátano Díaz, campeón mundial de los pesos ligeros del Consejo Mundial de Boxeo, hará su primera defensa en condiciones adversas, en Tokio, el 8 de abril ante Takashi Miura.

Está acostumbrado a caminar por el borde del precipicio. Ganó su primer campeonato mundial a una edad madura, 31 años, en octubre pasado; era un combate al que fue como víctima porque lo consideraban un boxeador acabado y con fracasos, lo que facilitaba al monarca japonés Takahiro Ao conservar su corona, admite Gamaliel. Allá dio una pelea apasionada que le permitió ganar el cetro por decisión unánime.

En esta primera defensa todo es incierto, cuenta el Plátano, porque salir siempre significa un riesgo; hay que exponerse a un escenario en el que todos quieren que el foráneo pierda. No sólo la afición, sino incluso los organizadores, los jueces y el réferi.

La razón es que no hubo interés entre quienes podían organizar esa contienda en México, porque asegura que las televisoras ya han cerrado el círculo de púgiles a quienes desean apoyar.

Las televisoras ya tienen a sus promotores y éstos a sus boxeadores y es difícil que se abran a otras opciones, expone. “Tal vez piensan que soy un campeón del mundo que no genera rating, pero por todo eso no he podido mostrar mi talento en mi país.”

Gamaliel no pierde entusiasmo porque siempre le ha tocado ceder para alcanzar sus aspiraciones. Nadie, repite, le ha regalado nada. Hay peleadores a los que les limpian el camino para que no se arriesguen, les quitan de enfrente rivales peligrosos, comenta el púgil, que está punto de cumplir 32 años. Yo estoy solo en mi carrera; si hay que limpiar camino yo lo limpio, y si hay que quitar a un rival, lo hago con mis guantes.

El Plátano dice que irá de nuevo a Tokio, ahora como un campeón al que tratan como retador. Siempre peleo contra el poder, ya no me espanto.