El escritor, traductor, germanista, comunicador y diplomático José María Pérez Gay es, antes que todo, un ser humano de fina, valerosa dignidad, dijo ayer durante un homenaje en la Universidad Iberoamericana (Uia) el economista y analista político Luis Linares Zapata, quien además lo definió como un militante de lo humano.

El reconocimiento fue encabezado por el rector José Morales Orozco, quien entregó a Pérez Gay la medalla San Ignacio de Loyola y una réplica de la presea José Sánchez Villaseñor, jesuita iniciador de la carrera de comunicación en la Ibero, que también cursaron Linares Zapata y el escritor Héctor Aguilar Camín, otro de los comentaristas.

En el homenaje, realizado en la biblioteca de esa universidad y concluido con un largo aplauso de pie, Pérez Gay estuvo acompañado de su esposa, Lilia Rosbach, y sus hijos Mariana y Pablo, este último conectado a distancia mediante el programa Skipe de Internet.

Linares Zapata, colaborador de La Jornada, destacó:

Nos reunimos en torno a una persona que merece, como pocos de los que aquí circulamos con enorme desparpajo y con toda nuestra humanidad a cuestas, el reconocimiento de propios y de muchos extraños. José María Pérez Gay es, antes que todo, un ser humano de fina, valerosa dignidad, ésa que deviene de dominar los propios miedos.

Señaló que Pérez Gay es un militante de lo humano al estilo clásico del término y que nunca despreció la oportunidad de sumergirse en los recovecos y profundidades de la persona, pero también atendió a sus logros y potencias.

Fue así, quedamente, formando al coleccionista de las debacles humanas, de sus terribles abismos, para devenir, años más tarde, en el narrador acucioso de los muchos genocidios de la historia.

Lector empedernido

Linares Zapata y Aguilar Camín recordaron diversas etapas y aspectos de la vida de Pérez Gay, como la de gran amigo, alumno brillante, lector empedernido, excelente escucha y conversador, como estudiante en Berlín, donde vivió muchos años, como intelectual y autor de libros de narrativa y ensayo.

Entre éstos: La profecía de la memoria: ensayos alemanes; El imperio perdido o las claves del siglo; Hermann Broch: una pasión desdichada; El Príncipe y sus guerrilleros: la destrucción de Camboya; La supremacía de los abismos; La difícil costumbre de estar lejos, y Tu nombre en el silencio.

Aguilar Camín se refirió a la inteligencia, erudición y poco conocido sentido fársico de la vida de Pérez Gay, así como de su risa a carcajadas –de sí mismo y de los demás– y de la actuación hasta la temeridad de sus fantasías.

Y agregó que ha tenido el don de la ironía y la astucia de convivir con sus defectos mediante la humilde o resignada aceptación de ellos. Ha hecho un arte del placer de añadir detalles a la realidad. También dijo que a Pérez Gay lo ha tentado la política, pero no la credulidad.

Tras recordar que Pérez Gay fue uno de los primeros 14 alumnos de la carrera de ciencias de la comunicación en la Uia, en 1960, Aguilar Camín trajo a cuento al jesuita José Sánchez Villaseñor.

De nadie habrá sido un tutor tan decisivo Sánchez Villaseñor como de Pérez Gay. Lo atrajo al primer año de su carrera soñada, contra todo protocolo escolar y lo ayudó después a que se marchara a estudiar a Alemania.

El rector Morales Orozco. quien entregó los reconocimientos a Pérez Gay, dijo que en la ceremonia se respiraba afecto y cariño, y le agradeció lo que ha hecho por esta universidad, pero sobre todo por México.

Manuel Alejandro Guerrero, director del Departamento de Comunicación de la Uia, dijo que con Pérez Gay se inaugura la entrega del reconocimiento Piedra de Comunicación, otorgado a quienes, como él, han cimentado esta carrera y disciplina por más de 50 años.