Con la aprobación del presidente Felipe Calderón, la titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Marisela Morales Ibáñez, designó como nuevo director general de Servicios Aéreos al vicealmirante José Guadalupe Ávila Gil, ex director general de programación y presupuesto de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar).

El nombramiento se da luego de que hace 15 días fueron suspendidas todas las operaciones de la flota de la PGR debido a graves actos de corrupción y falta de mantenimiento en las aeronaves.

A unos días de que concluya la auditoría que realiza la empresa estadunidense JAD Aviation Technology Solution, la flota aérea de PGR se redujo a 10 por ciento de su capacidad.

De 80 aeronaves que integran la flota, solamente ocho han sido evaluadas, reparadas y consideradas con capacidad para realizar vuelos. El resto se encuentra en revisión, pero los peritajes iniciales señalan que al menos 20 deben ser declaradas como pérdida total, revelaron funcionarios que participan en el gabinete de seguridad nacional.

De acuerdo con la información recabada, el vicealmirante José Guadalupe Ávila Gil fue designado el pasado fin de semana, luego de haber aprobado la batería de exámenes de confianza y que el presidente Felipe Calderón aprobara su nominación.

El nuevo titular de Servicios Aéreos se desempeñó como consejero del Banco del Ejército en 2009, y el año pasado estuvo al frente de la Academia de Policía de Puebla, además de haber desarrollado su carrera naval en cuestiones de aeronáutica como comandante de grupo en la flota de la Armada y tiene el cargo de piloto aviador.

El pasado 7 de septiembre La Jornada dio a conocer el descubrimiento de graves irregularidades en el manejo de la flota aérea de la PGR. La inexistencia de manuales de operación, el robo y tráfico de refacciones, simulación de reparaciones, extravío de bitácoras de vuelo y de reportes de mantenimiento, contratación de seguros para helicópteros y aviones que no sirven, la realización de vuelos en naves sin condiciones de aeronavegabilidad, e incluso la sospecha de que algunos aviones han sido utilizados para transportar droga dieron origen a una de las investigaciones de mayor envergadura que se desarrollan en la dependencia.