El arzobispo alemán revisará prácticas de la Iglesia, tras escándalos por abuso sexual
Tiene fuertes vínculos con el movimiento de la teología de la liberación en América Latina
Martes 3 de julio de 2012, p. 24
Roma, 2 de julio. El papa Benedicto XVI nombró prefecto de la Doctrina de la fe, entidad encargada de corregir las desviaciones teológicas y proteger la Iglesia de la herejía, al arzobispo alemán Gerhard Ludwig Müller, catedrático que ha colaborado con uno de los principales teólogos de la liberación, el peruano Gustavo Gutiérrez.
El nombramiento de Müller al puesto ocupado por Joseph Ratzinger durante más de dos décadas se da en momentos en que el Vaticano enfrenta controversias, que incluyen acusaciones por corrupción e intrigas, así como un prolongado escándalo por abusos contra menores.
Müller fue ascendido a arzobispo y supervisará temas como la práctica de la Iglesia, tras el escándalo por abuso sexual.
Asimismo, buscará reconciliar la posición de movimientos ultratradicionalistas disidentes y dirigirá las comisiones Teológica Internacional y de la Biblia.
El obispo, de 64 años, de la ciudad alemana de Ratisbona, es profesor de teología dogmática, conservador, muy respetado y autor de unas 400 publicaciones.
Müller tiene vínculos con el movimiento de la teología de la liberación de Sudamérica, el cual ha sido muy crítico con el actual Papa y su antecesor, Juan Pablo II.
Entre sus publicaciones destaca un trabajo escrito con el teólogo de la liberación Gustavo Gutiérrez, titulado Del lado de los pobres: la Teología de la Liberación.
Müller considera que en verdad la teología de la liberación, bien entendida desde su concepción original, es la mejor respuesta a la crítica marxista de la religión, tanto en la teoría como en la práctica
. Califica de infamia de nuestra época el capitalismo neoliberal
y responsabiliza la mera codicia de hombres concretos de la actual crisis financiera mundial, cuyas consecuencias tienen que pagar una vez más los pobres y los más pobres de los pobres con su vida, salud, muerte prematura y todas las perspectivas perdidas, previstas por Dios y para ellos
.
La designación del obispo alemán fue motivada por la renuncia del cardenal estadunidense William Joseph Levada, quien abandonó el cargo por edad, al haber superado 75 años.
El nombramiento del tercer hombre en importancia de la curia romana ocurre en momentos en que el Vaticano intenta lidiar con las consecuencias del Vatileaks, escándalo que concluyó tras el arresto del mayordomo del Papa por filtrar documentos secretos.