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Ver día anteriorJueves 14 de junio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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n contra de la corriente del no voto que pienso minoritaria, muchos iremos a las urnas en un par de semanas más. No soy politóloga, sino una simple ciudadana que hace crítica de teatro, pero quiero aprovechar el momento para expresar la razón del voto que emitiré, tratando de ligarlo a la materia por la que La Jornada me concede este espacio, y quiero hacerlo antes de que mi candidato gane para no sumarme a lo que suele llamarse la cargada, con algunas observaciones que, si se vuelven a hacer las trampas que ya se cocinan con el sufragio y se unge a otro, carecen de sentido porque nada de lo que aquí escribo tendría posibilidades con otro presidente. Desde luego, votaré por Andrés Manuel López Obrador, aunque la izquierda que representa no sea la misma que muchos soñamos en tiempos pasados, sino la posible instalación del estado de bienestar –sin las rémoras corruptas que lo opacaron en las décadas del priísmo–, lo que a estas alturas es suficiente en vista de cómo están las cosas. Por eso votaré por él, por su incuestionable honestidad –a pesar de las andanadas calumniosas en su contra– y por lo que añadiré en lo tocante al teatro, en el que tiene muy talentosos seguidores, alentada por la estupenda primavera estudiantil que ya parece irrigarse hacia otros estamentos.

Ya en otra ocasión me referí a que algunas personas afines a López Obrador se inclinan por el amateurismo como una manera de hacer partícipe al pueblo del hecho artístico, sin reparar en el esfuerzo y la cantidad de estudios que requiere ser profesional en alguna disciplina artística, pero el hecho de que proponga una Secretaría de Cultura en lugar del errático e ilegal Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) es garante de respeto a los creadores. Es bien sabido que no existe una ley para el CNCA, nacido por decreto presidencial y que rige a dos institutos que sí tienen su ley reglamentaria (INAH e INBA), disparate que hemos mantenido por largo tiempo. Por eso es de celebrarse la creación de una Secretaría de Cultura, ignoro si ésta amparará a lo que se refiere a antropología, pero desde luego que absorberá todo lo referente a las bellas artes. Si a ello se añade que en el gabinete propuesto por López Obrador aparece como su titular Elena Poniatowska, la certeza crece. Elena ha declarado que no quiere contestar teléfonos, sino escribir, que es lo que todos queremos que haga, pero su indudable autoridad moral e intelectual de algún modo influirá en un mejor desempeño de sus colaboradores, sin que tenga que contestar teléfonos o dejar de escribir. Por otra parte, nadie puede creer que privilegie a los amateurs ante los profesionales, porque los primeros pretenden hacer arte como un escape, mientras para los segundos es su razón de vida y eso la creadora literaria y autora de libros acerca de importantes mujeres artistas lo sabe muy bien.

Que el candidato haya dado a conocer su futuro gabinete permite otras reflexiones. Si en Educación estará Juan Ramón de la Fuente, se puede suponer que en todos los niveles ésta mejorará, que los niños y jóvenes tendrán mayor sensibilidad hacia el arte, y se acrecenterán los programas de Teatro Escolar en la capital y los estados. Con Marcelo Ebrard como secretario de Gobernación cabe esperar que libertades fundamentales como las que se disfrutan en la capital vayan siendo acogidas por todos los estados, sin que la sombra del veto eclesiástico pueda convertirse en censura. O en la Secretaría de Trabajo la presencia de José Agustín Ortiz Pinchetti garantiza más fuentes de trabajo y mejores salarios, con lo que los trabajadores tendrán paz laboral y el tiempo y el dinero que les permita asistir a actos culturales, entre ellos el teatro que diversas experiencias (como los inicios de los teatros del IMSS o los programas que Germán Castillo realizó con el apoyo de Socorro Díaz cuando ésta era directora del Issste, aunque las circunstancias actuales difieran de aquéllas) me han permitido constatar que el pueblo raso y de poca escolaridad puede disfrutar grandemente de escenificaciones profesionales muy bien realizadas. Y así, cada miembro de su gobierno colaborará para que la utopía realizable se aposente entre nosotros.