Estaba internado en un hospital desde hacía un mes debido a un derrame cerebral
para quien la actuación fue entrega absoluta
Recientemente recibió un Ariel por su papel en Pastorela
Construyó una sólida carrera en teatro, cine y televisión; es considerado uno de los histriones más polifacéticos de México, destacó el CNCA
Jueves 14 de junio de 2012, p. 7
Luego de sufrir una operación a corazón abierto en 2009, para el actor Carlos Cobos –uno de los mejores coprotagonistas en el cine y teatro mexicanos– lo que viniera en la vida era ganancia. Hace unas semanas obtuvo el premio Ariel, que entrega la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, en la categoría de mejor coactuación masculina por su participación en la película Pastorela, en la que recrea a un cura impostor y gandalla.
Ser actor es algo que me gusta; siempre he creído que nací para esto. La vida te va mostrando, a veces, el camino. Cuando estás seguro de que puedes hacer una actividad, vas con todo. Llevo más de 30 años en esto y creo que aquí me voy a quedar. Sé hacer otras cosas, pero lo que me llena es ser actor
, contó en una entrevista en estas páginas.
Ayer por la mañana, en un nosocomio en el que estaba internado desde hace poco más de un mes debido a un derrame cerebral, Cobos perdió la lucha contra la muerte. El actor, que también destacó en la televisión, tenía 52 años de edad.
La noticia fue confirmada por Raúl Simancas, representante del artista, según publicó la agencia Notimex, que dedicó varias notas al deceso, incluyendo en la que Simancas aclaró que el actor había muerto por causas naturales, no porque se le haya desconectado el respirador artificial, como se corrió el rumor en la red.
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) se unió a la pena que embarga a la comunidad actoral de México. Por medio de un comunicado lamentó el fallecimiento del actor. Destacó que Cobos construyó una sólida carrera en teatro, cine y televisión y es considerado uno de los histriones más polifacéticos del medio
.
Carlos Cobos nació en la ciudad de México. Estudió en el Instituto Nacional de Bellas Artes la licenciatura en arte dramático. Trabajó en cine, televisión y teatro. Desarrolló su carrera teatral al lado de los directores más importantes de la nueva generación en México. En 2001 recibió el premio al mejor actor de monólogo por Divino pastor Góngora, que otorga la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro.
Al año siguiente fue postulado al Ariel en la categoría de mejor coactuación masculina, bajo la dirección de Arturo Ripstein, por Carnaval de Sodoma. Fue becario como ejecutante del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, y en 2003 la academia mexicana de cine le otorgó el Ariel a la mejor coactuación masculina bajo la dirección de Jorge Ramírez Suárez, por Conejo en la Luna. En 2006 recibió de la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro el premio al mejor actor, por su participación en Lascuráin o la brevedad del poder.
Esta carrera es de tolerancia, paciencia, entrega absoluta y de humildad, en la que no cabe la tontería de esperar a ser llamado. Ésa es una falacia mortal
, decía Cobos, quien actuó en montajes como Constante, basada en El príncipe Constante, de Pedro Calderón de la Barca, dirigido por Miguel Ángel Rivera; La secreta obscenidad de cada día, de Marco Antonio de la Parra, con dirección de Martín Acosta, y Un día cualquiera, de Darío Fo, dirigido por Miguel Ángel Rivera, por mencionar algunas de las puestas en las que participó.
Cobos, reconocido tanto en los sets cinematográficos como en las tablas de los foros mexicanos y en la pantalla chica, comentó alguna vez que “hay partes en las que el teatro generosamente va dando alguna paz, sobre todo hacer cierto tipo de teatro. Pero el tiempo cobra… Tengo amigos que mentalmente no retienen textos, se les olvidan las cosas. Hay que ser honestos con la vida y decir hasta aquí llegué”.
Siempre lo buscaban por su talento y aspecto bonachón. En lo que se refería a crear un personaje, decía que puede dar fama, pero encajona. Prefiero arriesgar y probar cosas diferentes. He estado en televisión, en la que te dicen que eres bueno para una cosa. Te van como orillando, como queriendo encasillar hacia un perfil. No me permito eso, porque creo que el actor tiene una capacidad más amplia que puede probar. En mi caso, la comedia es algo que se me da. No obstante, me arriesgo a hacer papeles serios. Si llega la fama, bueno, pero es una cosa rara que se entrelaza con el actor. Hay compañeros a quienes los toca la fama y se sienten especiales. Pero la fama también da la espalda...
Cobos también realizaba doblaje de películas; participó en Bambi 2, Una película de huevos y Crónicas de Narnia, entre otras. En la televisión actuó en series como El albergue y El que se ríe se lleva.
En una entrevista aseguraba que la situación en México era complicada con la cultura, que no había apertura, no sólo en el teatro. El mercado no se da abasto con tanto chamaco que quiere salir aquí o allá. Les digo que lo primero que deben hacer es revisarse para que definan su vocación, porque esta carrera es engañosa y les puede llenar la cabeza de humo y de fantasías.