El Ejército está corrompido hasta la médula
, afirma el militar
Domingo 10 de junio de 2012, p. 15
Desde hace años existe personal militar, incluidos altos mandos, coludido con el narcotráfico
, dice el general José Francisco Gallardo Rodríguez antes de afirmar de manera contundente que los supuestos narcogenerales detenidos, quienes permanecen bajo arraigo, “tienen un largo historial de colaboración con capos del narcotráfico.
Lo que me sorprende es que por fin los hayan detenido
, dice en entrevista, mientras toma un café americano y se decide por una pieza de pan dulce en un céntrico restaurante capitalino. Es la primera vez que acepta hablar sobre el tema: Sé, por lo que he vivido, que la detención de esos altos mandos tiene que ver con un asunto impulsado desde Estados Unidos. Esas investigaciones de la DEA datan de años. Se trata de un caso de impunidad dentro del Ejército
.
Gallardo Rodríguez es un disidente aún perseguido, convertido en símbolo de la defensa de los derechos humanos luego de permanecer nueve años bajo arresto por exigir la creación de un ombudsman militar. De mirada firme, hace un balance sobre las polémicas trayectorias castrenses de los inculpados por supuestos nexos con los Beltrán Leyva: el general retirado diplomado del Estado Mayor Tomás Ángeles Dauahare, ex subsecretario de la Defensa; el brigadier en activo Roberto Dawe, y el general de división diplomado del Estado Mayor Ricardo Escorcia Vargas, también en retiro.
Son mandos intocables por las corruptelas que existen en el Ejército y por arreglos. En la prisión militar se saben muchas cosas. Tuve expedientes de muchos procesados, en los cuales se nombraban a esos generales ahora encarcelados y a mandos medios. Todo mundo lo sabía. Nunca se hizo nada. En los procesos internos, la tropa y los oficiales involucrados los mencionan. Más aún: en el Estado Mayor Presidencial se extraviaba equipo y luego aparecía en manos de gente del crimen organizado. Eso está en los expedientes.
Amenazado de muerte, Gallardo ha padecido las consecuencias de enfrentarse al gran poder del Ejército. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía Internacional y otras organizaciones lo han defendido con recomendaciones que el Estado mexicano se negó a atender debidamente para restituirle sus derechos, retirados hace 18 años, algo que contrasta con la actual política del secretario de la Defensa, Guillermo Galván Galván, quien ha indultado a más de 800 efectivos que han cometido delitos. Los ha perdonado a través del retiro de acción penal, facultad exclusiva del secretario de la Defensa.
–Si los generales están involucrados en el narcotráfico, ¿quiere decir que también el Secretario de la Defensa?
–Por supuesto que sabe. Los hombres más informados de México son el Presidente de la República y el Secretario de la Defensa Nacional. Debe haber conocimiento de Galván. Él no es ajeno. Un comandante es responsable de lo que pasa dentro de su unidad, y el secretario es responsable de lo que pasa dentro, porque tiene todos los medios, los recursos para saberlo. Tiene la Policía Militar, que es política; la persecución del delito, los órganos de inteligencia militar, los órganos del fuero de guerra. Aquí el asunto tronó por Estados Unidos, no por México.
–¿Y si está involucrado el Secretario de la Defensa también el Presidente?
–Es una situación compleja, pero hay corrupción hasta la médula.
–¿Estos arrestos tienen que ver con las próximas elecciones? ¿Se quiere ayudar al Partido Acción Nacional?
–Sucede en una coyuntura muy compleja y en política no hay nada suelto. Todo está concatenado.
–¿Habrá más de tres generales implicados?
–Hay mucho personal involucrado en narcotráfico, pero queda a criterio del secretario de la Defensa Nacional promover los órganos de justicia y persecución del delito.
Ángeles, Dawe y Escorcia
Gallardo Rodríguez es autor de tres libros y de una tesis doctoral titulada Ejército y sociedad en México, reforma de las fuerzas armadas. Durante su estancia en el Ejército coincidió con el general Tomás Ángeles Dauahare. Su caso es de impunidad. Caminó bajo la sombra de su abuelo, el general Felipe Ángeles, héroe de la Revolución Mexicana. Se autonombra uno de los duros del Ejército, pero el jefe de él es todavía el general Cervantes Aguirre, secretario de la Defensa Nacional en la administración de Ernesto Zedillo. Son los mandos que impulsaron la represión en Chiapas, cuando el levantamiento zapatista.
Asegura que Ángeles Dauahare muy pronto se vinculó con gente igualmente cuestionada: Perteneció al grupo selecto del general Enrique Cervantes Aguirre (secretario de la Defensa en el gobierno de Ernesto Zedillo). Fue su secretario particular y tuvo gran influencia en la toma de decisiones. Incluso es quien impulsó la mano dura y el uso de la fuerza contra los movimientos sociales durante su administración.
–¿Por qué los generales y otros miembros del Ejército se involucran con el narcotráfico? ¿Por dinero o por poder?
–Por poder, más que por dinero, porque los cargos que han tenido, como Ángeles Dahuare, los hacen millonarios. Un agregado militar gana en dólares, y él fue dos veces.
–Ángeles Dauahare se presenta como víctima. Incluso existe la versión de que fue detenido por apoyar públicamente a Enrique Peña Nieto, algo que molestó supuestamente a Felipe Calderón.
–No. Yo vi los videos con sus declaraciones y no dijo nada fuerte. Es más, me parecieron participaciones de tipo cantinflesco.
–Entonces, ¿no es víctima?
–No, ni tampoco preso de consciencia. Un preso de consciencia es la persona encarcelada por sus ideas y que nunca ha hecho manifestaciones del uso de la fuerza. Ángeles Dahuare siempre lo hizo. Incluso la utilizó en Chiapas. Él y su grupo renegaban de las recomendaciones de la CNDH, y ahora él recurre a la comisión. Los perseguidores de antes ahora son las víctimas.
–¿Tiene que venir la DEA para investigar a los generales mexicanos por narcotráfico?
–Sí, eso es lo malo.
–¿Por qué?
–Porque el Estado mexicano abdicó de su función de defensa nacional. Abdicó como Estado encargado de aplicar las leyes y hacer que los individuos que las violen paguen con una pena. Abdicó por todas las extradiciones que ha hecho. El Ejército está corrompido hasta la médula. Desde que aceptó fungir como policía en una guerra contra las drogas, que es inconstitucional, ya estamos hablando de una corrupción en exceso, porque el Ejército está cubierto en el fuero militar para no rendir cuentas, al igual que la Marina. No se sabe lo que está pasando. Ahora resulta que son héroes.
–¿Y de Dawe y Escorcia qué sabe?
–Ellos también son mencionados desde hace años en los procesos. Tengo el caso de un mayor con un testigo protegido que se llama Jeniffer, y él dice que cuando el general estaba a cargo de una instalación militar del Estado Mayor Presidencial se extraviaron armas, municiones y equipo diverso. El mayor está procesado por ello, pero el único responsable es el comandante, Dawe, no los mandos medios.
–Supuestamente, estos generales están involucrados con los Beltrán Leyva.
–Hay colusión de altos mandos militares con capos del narcotráfico. Desde el general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, en 1996, quien tuvo que ver con una denuncia que se hizo en Estados Unidos, no por las investigaciones que se hacen en el orden interno. El Código de Justicia Militar es muy claro, pero cuando los culpables están arriba se tuerce, cuando se trata de gente de abajo se va con toda la fuerza.
–¿Cuántos militares más hay involucrados en narcotráfico?
–Debe haber más, pero eso lo deben investigar las autoridades competentes y que el secretario de la Defensa no meta la mano. Por eso la justicia militar debe ser un órgano independiente, autónomo, en el que el procurador militar tutela la disciplina castrense. Lo dijo hace muchos años: el fuero militar debe desaparecer. ¿Lealtad institucional o impunidad?
–¿Y cuál es el origen de la impunidad de estos supuestos narcogenerales?
–Los que están ahora procesados son diplomados del Estado Mayor. No hay tácticos, sólo un teniente coronel, que es un mando medio.
–¿Por qué?
–Porque en la escuela de guerra se premia el grado de humillación que soportas. La transa es una práctica que se aplaude. Los que somos egresados del colegio militar somos tácticos. Por eso muchos no entramos a la escuela de guerra. Los diplomados del Estado Mayor son la cosa nostra del Ejército
–¿Este proceso debilita al Ejército como institución?
–No. Es un asunto de carácter penal. El Ejército es intocable, no le pasa nada. Se tiene una falsa apreciación de lo que es el espíritu de cuerpo. Una institución como el Ejército no debería tolerar que sus miembros se escuden en el fuero para cometer esos ilícitos.
–¿Cuál será el futuro de los supuestos narcogenerales?
–El gobierno de México debería esclarecer muy bien este asunto, porque de lo contrario va a provocar un conflicto más grave. Les deseo suerte para que no los vayan a extraditar a Estados Unidos, porque es previsible que suceda por lo que saben. Saben demasiado.
–Felipe Calderón dice que el Ejército salvó a México.
–No es cierto. El que salva a México es el pueblo.