Ante las voces de disenso y los tonos a veces agresivos contra el PRI y su propuesta electoral en las redes sociales, Enrique Peña Nieto pidió a los jóvenes cibernautas de su partido, mantener la calma, la civilidad y la serenidad. No caer en provocaciones –planteó– porque la violencia genera más violencia, encono y alimenta las diferencias entre los mexicanos. En respuesta y después de vitorearlo con gritos de ¡presidente, presidente!, muchachos priístas llegados de todo el país machacaron en el auditorio Plutarco Elías Calles con otra consigna: No somos uno ni 132, somos un chingo que estamos a tu favor.

Fue un encuentro donde quienes a través de las redes sociales apoyan al candidato del tricolor, entregaron cuentas de las actividades de esa adhesión y a la cual él correspondió definiéndolos como la representación de las nuevas generaciones del PRI, que está vivo, vigente, activo; que es de carne y hueso e interpreta de manera fiel las necesidades más sentidas del pueblo de México.

Y se entregaba eufórico a estas muestras de respaldo, luego de que por la mañana había tenido un encuentro con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), donde además de signar la Agenda México, elaborada por ese organismo, también fue cuestionado por Alberto Núñez Esteva –de larga trayectoria en las organizaciones patronales– por los personajes, gobernadores y candidatos del viejo PRI y a los cuales le dijo, el propio Peña Nieto representa.

Pero ya en la sede priísta, cientos de jóvenes abarrotaban el espacio para el encuentro.

Antes del arribo del candidato, ellos incluso armaron una coreografía para bailar desde sus butacas con una de las canciones (casi todas adaptaciones de temas conocidos) y tras la cual, Peña Nieto desde el micrófono se refirió al líder nacional tricolor, Pedro Joaquín Coldwell: ¿Verdad que te apantallaron? ¡Te tienen apantallado y más te van a apantallar cuando con su apoyo ganemos la Presidencia de la República!

La bulla juvenil se encendió de nuevo. Y entre los gritos de respaldo, colaban otros estribillos: “¡No somos bots [aféresis de robot], somos de verdad!”. Muchos de ellos, se veía de lejos, son asiduos asistentes en sus lugares de origen a los mítines tanto del mexiquense como de los otros candidatos del PRI en esta contienda. A la salida, una chica relataba un telefonema sostenido poco antes: “Me preguntó mi mamá qué hice cuándo lo vi [a Peña Nieto]. Y le dije: ‘Lo de siempre: ¡me le colgué del cuello!’”

Quizá contrario a su expectativa y al tono contestatario de sus consignas, el discurso del aspirante presidencial fue un llamado a la calma: Es necesario que hagamos un esfuerzo mayor y que no caigamos en las provocaciones, que no caigamos en ese lenguaje y en ese tono a veces agresivo que se deja correr en las redes sociales. No lo alimentemos.

Los llamó a difundir el objetivo de su propuesta de dar mejores condiciones de vida a las familias mexicanas y a su interés por recoger las expresiones de la sociedad, pues no podemos seguir una línea que sea unipersonal o que tenga una visión como si fuera exclusiva.

Ponderó la contribución de las redes sociales como instrumento inmediato, rápido de comunicación, por el cual se puede escuchar a la sociedad, interpretarla y enriquecer el proyecto de nación.

Luego, la despedida en el auditorio priísta fue un arremolinamiento de muchachos en torno a un eufórico Peña, que entre abrazos, empujones, solicitud de fotografías y demás, se movió con dificultad, subió al sillerío, se encaramó como pudo en los barandales y se dejó querer”.

Con el Consejo Coordinador Empresarial, el político reiteró su oferta de campaña, la consideró coincidente con la de ese organismo y les ofreció, de llegar a la Presidencia, integrar un gabinete capacitado y honorable. Además insistió en su determinación de combatir la corrupción y lograr mayor transparencia y rendición de cuentas.