Ante la proliferación de encuestas sobre preferencias electorales, en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) algunos dirigentes están convencidos: no son 20 puntos de ventaja, pero tampoco cuatro, como señala la más reciente, en favor de su candidato a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.

Sin embargo, ha trascendido que los sondeos y la cada vez más frecuente aparición de muestras juveniles de rechazo a su abanderado a Los Pinos han alterado la tranquilidad del mexiquense y de su entorno más inmediato. Hay quienes lo notan, incluso, falto de concentración a la hora de emitir mensajes.

Otras señales de alteración en la hasta hace poco plácida campaña son los constantes cambios en la agenda –a diferencia de semanas anteriores– y el ostensible reforzamiento de los controles de seguridad para los asistentes a foros, mítines y reuniones del político mexiquense.

En éstos, si aceptan los anfitriones, se instalan dos arcos detectores de metales, se efectúan registros manuales de bolsas y se utilizan instrumentos para revisar a cada persona, con el fin de detectar la posible portación de algún arma.

Sujetos a esas medidas pueden ser lo mismo consejeros de Bancomer que integrantes de las estructuras priístas.

Dirigentes del tricolor y coordinadores de la campaña han comentado –a condición de no revelar su nombre– que, en definitiva, la campaña presidencial, la cual se presumía como modelo de organización y exactitud bajo la batuta del coordinador general Luis Videgaray, debió someterse a revisión completa para ajustarse sobre todo por la presencia constante de manifestaciones de jóvenes contra Peña Nieto.

Del mismo modo, las reuniones war room (con la asistencia del propio aspirante presidencial) se han multiplicado y, en ocasiones, llegan a prolongarse hasta la madrugada.

De pronto, por citar algunos ejemplos, la agenda oficial de Enrique Peña, distribuida por su equipo de prensa, cambia. Las cancelaciones no son reportadas o se modifica el orden de las entidades a visitar.

Lo mismo ha ocurrido en el PRI. En paralelo a la campaña de Peña Nieto, el partido ofrece ahora conferencias de prensa frecuentes para denunciar a los opositores, práctica inusual al comienzo de la labor proselitista del mexiquense.

Elementos del Estado Mayor Presidencial impidieron a comunicadores acercarse al abanderado del tricolor en un acto realizado el pasado 10 de mayoFoto Marco Peláez

Esta sobrerreacción del tricolor se observa en la emisión constante de comunicados de prensa, tanto para denunciar la difusión de documentos apócrifos como para anunciar movilizaciones o señalar presuntas irregularidades en el comportamiento de los cuarteles contrarios.

Si bien el aspirante presidencial hace un llamado en cada discurso a sus seguidores a no caer en la provocación y a responder a ésta con una propuesta, en el PRI, hoy, ya no siguen de soslayo la actuación de los otros partidos.

Ayer, para no ir más lejos, el PRI emitió un par de boletines. En uno, el 176, informa: “En las redes sociales circula nuevamente un documento falso con los logotipos de los partidos que integran la coalición Compromiso por México, un sello con el logotipo ‘Enrique Peña Nieto’ y una firma ilegible, en el que se dan instrucciones emanadas por ‘el jefe’ para investigar y enviar mensajes anónimos de amedrentamiento ‘a cualquier estudiante que detecten en favor del movimiento 132 y similares’”.

El PRI, señala el comunicado, niega categóricamente la autoría de dicho documento, denuncia su falsedad y alerta a los ciudadanos y a los medios de información sobre el mismo para no dejarse sorprender.

Más tarde, de la misma oficina de prensa del tricolor se emitió otro para desmentir a Ricardo Monreal, coordinador de la campaña de Andrés Manuel López Obrador. Se insiste en acusar la indebida solicitud de apoyo para la candidatura de éste y se rechaza el dicho del zacatecano de que Peña Nieto tiene 42 asesores, de los cuales 20 serían extranjeros.

La coordinación de campaña de Enrique Peña Nieto niega categóricamente que estas personas trabajen o asesoren nuestra campaña. Anticipa, además, acciones legales contra Monreal Ávila, con el fin de demostrar que ha hecho afirmaciones falsas, de forma dolosa, sobre el desarrollo del proceso.