un lustro de la cabeza de Lenin rodando por los gélidos suelos de Moscú, los zapatistas ocuparon San Cristóbal de las Casas, y con base en mi experiencia
(olvidarlo sería deshonesto), reaccioné con incredulidad y escepticismo.
Una vez más (y van…) los hechos probaron que estaba equivocado. La insurgencia chiapaneca interrumpió los acordes de la gran sinfonía neoliberal, y cerró la interrogante dibujada por Siqueiros en el mural de la UNAM: 1810, 1857, 1910, ¿199…?: Nunca más un México sin nosotros
.
La rueda del tiempo siguió girando y conmueve pensar que en 1994, los chicos que en días pasados repudiaron la presencia del candidato presidencial Enrique Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana, daban los primeros pasos o estaban terminando la escuela primaria. Oxímoron: en México no pasa nada
.
¿Qué es un oxímoron? Del griego oxi
(agudo) y morós
(tonto), el oxímoron es una figura literaria de la retórica que consiste en usar dos conceptos de significados opuestos, en una sola expresión que los contradice. V.gr.: silencio elocuente, oscuridad brillante, realidad virtual, o la inventada por Groucho Marx: inteligencia militar.
No siendo exactamente un pleonasmo (la ví con mis propios ojos
), los estudiantes de la Ibero oyeron con sus propios oídos
a Peña Nieto, quien justificó la represión de los comuneros de Atenco en 2006. Ahí empezaron los silbidos.
¿No se supone que el primer anhelo de un político en campaña consiste en ganar a la gente
? En la Ibero, Peña Nieto se manifestó como una suerte de oxímoron pleonástico: la contradictio in terminis, pero elevada al cubo.
Retomemos el otro oxímoron: en México no pasa nada
. ¿Y en la Ibero? Algunos dicen que Peña Nieto se lamentó con sus asesores: ¿no que veníamos a la Anáhuac? ¡Pero atención, izquierdas!: creer que la sumisión sin crítica ni resistencia es rasgo esencial de los que estudian en las universidades privadas, también equivale a estupidez.
En México, donde los jóvenes están muriendo con más celeridad que los viejos, los chicos de la Ibero no exigieron (como en otras épocas) lo imposible. Exigieron que el candidato abandone un recinto académico donde la inteligencia y la cultura son requisitos ineludibles para salvar al país de la debacle total.
Decía Walter Benjamin en un texto escrito en 1913: la máscara del adulto se llama experiencia
. Y al oír a los politólogos
de Televisa o el grupo Milenio, sus palabras se ajustan como anillo al dedo: “…de antemano (el adulto) desvaloriza sus años, los convierte en una época de simpáticas necedades, en una infantil embriaguez que precede a la larga sobriedad de la vida formal”.
¿Opiniones sesentistas
? Bueno… El sesentista
Paul McCartney, quien cumplirá setenta el mes entrante, movilizó en el estado Azteca y el Zócalo a 160 mil personas. Otro sesentista
, Fidel, cumplirá 86 en agosto y sus reflexiones son leídas por millones. Y hace 45 años, un Che en harapos (ayer lo ví caminando por la calle), se abría paso con su machete en las selvas de Ñancahuazú, recitando en voz alta versos de León Felipe: “Yo he dicho solamente: no tengo podadera / ni tampoco un reloj de precisión que marque exactamente / los rítmicos latidos del poema / Pero sé la hora que es…”
Cuando Peña Nieto ingresó a la Ibero, el reloj marcó el principio del fin de su campaña. Los estudiantes dieron a entender que la política consiste en afrontar los problemas para más o menos resolverlos, y no en las vaguedades que prometen resolver todos los problemas de una vez.
La verdad es el camino de los jóvenes. Pues aunque todo lo pensado hasta ahora haya sido un error, también saben que existe la verdad. ¿Cuál? No la de los viejos severos, conservadores y crueles que quieren someterlos a la servidumbre de la vida. Y tampoco la indulgente y benévola de los liberales tolerantes
que en complicidad con los asesinos, reclaman con hipocresía su derecho a pensar distinto
.
Cierro con Henry Miller. En un ensayo sobre la obra literaria de Yukio Mishima, el autor de Primavera negra escribió:
“Hace mucho que el mundo puso en duda los valores, las creencias y las verdades que en otros tiempos sostuviera. Ahora más que nunca, en la historia humana, necesitamos preguntarnos –todos nosotros, santos, pecadores, mendigos, legisladores, militares– adónde vamos. ¿Podemos detenernos? ¿Podemos, de algún modo, hacer frente?... ¿O ya es muy tarde?”
Sigue: “Es muy alto el precio que debe pagarse por las comodidades aparentes y los adelantos que ofrece el mundo occidental. Dicho precio es la muerte, pero no en pequeña escala, sino al mayoreo…”
Maquilado para sonreír como el Guasón, eternamente, el rostro angustiado de Peña Nieto en la Ibero (ese rostro lindo, blanco, afable), se convirtió en el pronóstico más certero de lo que le aguarda en las urnas.
Naturalmente, es posible que los resultados le sean favorables. De ser así, sospecho que más de uno se encargará de recordar que en los años del gobierno saliente sólo hubo
60 mil muertos.