La solución al cambio climático global no corresponde únicamente a los gobiernos y tomadores de decisión; en ésta deben participar los ciudadanos con pequeñas acciones concretas, como compartir el automóvil, usar medios públicos de transporte o bicicleta, cambiar sus calentadores de combustión por solares y ser conscientes de la reducción en el uso de energéticos y adquirir productos de empresas comprometidas con el medio ambiente, aseveró Elinor Ostrom, ganadora del premio Nobel de Economía 2009.

Al dictar la conferencia magistral Política del cambio climático en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), subrayó que no se puede buscar un solución única y global para el problema climático, sino que hay que emprender alternativas de múltiples escalas, siempre con el reconocimiento de que como individuos podemos hacer la diferencia.

No podemos esperar a que se resuelvan los debates y distintas posturas, y a que los grandes tomadores de decisiones emprendan acciones; tenemos que avanzar, porque no sólo se trata del calentamiento global, sino de la variabilidad climática, extremos meteorológicos, como la elevación del nivel del mar que provoca la pérdida de zonas costeras e islas.

En la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario la investigadora estadunidense refirió la importancia de la teoría de la acción colectiva tradicional para resolver este problema.

Ostrom –primera mujer y primera no economista (es politóloga) en ganar el Nobel de Economía, y quien es considerada la académica más importante en el campo de los recursos compartidos– subrayó que se ha demostrado, México incluido, que es incorrecta la teoría de la no cooperación para mitigar este fenónemo climático. En territorio mexicano existen comunidades pequeñas, indígenas, que conservan sus bosques y recursos hidrológicos, apuntó.

Ante el rector de la UNAM, José Narro Robles, y los ex rectores Pablo González Casanova y José Sarukhán Kermez, la profesora de la Universidad de Indiana sugirió que para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero se comience desde los barrios y crezca a escalas mayores. Resaltó que los mismos vecinos deben darse codazos unos a otros para señalar a quienes usan solos un automóvil, gastan energía u otro desperdicio.

Mencionó que más de 70 por ciento de toda la electricidad que se genera en Estados Unidos se usa para calentar, enfriar e iluminar edificios, y que de corregirse fallas y mal funcionamiento se podría ahorrar 20 por ciento de este gasto.

Otro de los sectores que deben mostrar un compromiso con el medio ambiente es la iniciativa privada. Al respecto, detalló que los empresarios deben cumplir con las normas en la materia, y para ello los consumidores pueden presionar al adquirir solamente productos de las compañías que así lo hagan.

Debe ser requisito que (las empresas) anuncien sus políticas respecto de la contaminación. Así, cuando compremos sus productos podremos decidir informados y adquirir a las que toman en serio el problema. Los consumidores debemos informarnos sobre quiénes han empezado a tomar acciones consistentes para reducir sus emisiones de carbono. Si empezamos a comprar a compañías que lo han hecho, damos un mensaje muy importante.

Interrogada respecto de si el Protocolo de Kyoto ha sido efectivo para reducir la emisión de gases de efecto invernadero en países latinoamericanos, Ostrom respondió que lamentablemente no. Es una tragedia, pero no ha funcionado.

Al finalizar el acto, el rector Narro entregó un reconocimiento y una medalla conmemorativa del centenario de la UNAM a la académica.