Buenos Aires, 26 de abril. Los ejércitos de los países de América Latina tienen el reto de impulsar políticas de género, porque nunca es suficiente lo que se haga, siempre hay que hacer más, estableció la conferencia internacional Promover género para conseguir la paz: reflexiones sobre la experiencia latinoamericana.

Este jueves, al concluir los trabajos de la conferencia, los representantes de ejércitos latinoamericanos, organizaciones civiles y especialistas en seguridad coincidieron en que la aplicación de políticas de género en las misiones de paz auspiciadas por la Organización de Naciones Unidas (ONU) es condición indispensable para promover la paz y la reconstrucción de los países que atraviesan por graves problemas de estabilidad.

En el ámbito de cada país, la aplicación de políticas de género es necesaria para aumentar la participación de la mujer en las fuerzas armadas, particularmente como soldado de arma.

Los participantes señalaron que si bien en los ejércitos del área la mujer ha ganado espacios, queda mucho por hacer para que se integren plenamente a las labores de la milicia.

En lo que respecta a las misiones de paz, se cuestionó que los países latinoamericanos que envían soldados a esas tareas (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú y Uruguay) no cumplan con el mandato de la ONU de que sus contingentes cuenten con 30 por ciento de mujeres.

Esto, porque algunos países, como Ecuador y Paraguay, no envían una sola mujer, mientras los otros no superan el 2 por ciento del total.

Por su parte, el capitán de navío Rodolfo Claudio Neuss, jefe de la Oficina de Cooperación Civil y Militar de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minusath), sostuvo que la participación de la mujer en las operaciones de paz en ese país es una necesidad operacional.

Neuss subrayó que ante el alto índice de ataques sexuales que sufren mujeres y niñas en Haití, es necesario que los contingentes militares de los países latinoamericanos incrementen la participación del personal femenino para que se sumen a labores de patrullaje.

El militar argentino, encargado de la colaboración civil y militar en la nación caribeña, aseveró que cuando hay una víctima de violación, nunca un soldado va a abrazar o se va a acercar a una mujer que fue atacada, ni se va a ganar su confianza para que denuncie el abuso o para obtener información y actuar contra el agresor”.

En cambio, agregó, si en la patrulla militar va una mujer uniformada, es más fácil que se gane la confianza de la víctima para que ésta denuncie y el responsable sea castigado.

El capitán de navío dijo que los países que envían grandes contingentes de soldados a misiones de paz –como lo hizo Brasil en Haití– deben estar más abiertos al envío de mujeres.

A su vez, el general Patrick Cammaert, de ONU Mujeres, quien estuvo al mando de las tropas en la misión de paz en el Congo en 2005, aseveró que la principal tarea de los soldados de las fuerzas multinacionales es garantizar la seguridad de la población del país al que se está ayudando.

Cuestionó a los comandantes de los contingentes militares que no intervengan en forma decidida cuando una mujer es atacada o cuando hay que auxiliar a un herido, con el pretexto de que existe un mandato de la ONU de evitar contacto directo con los pobladores para evitar malas interpretaciones.

Las tropas de la ONU deben tener una actitud proactiva en defensa de los derechos humanos de una víctima, insistió, tras reconocer que el nivel de barbarie contra las mujeres que observó en el Congo es inimaginable.

El militar subrayó que hasta la fecha, la respuesta de las tropas enviadas por la ONU han sido insuficientes.

La conferencia, organizada por el Ministerio de Defensa de Argentina y la Red de Especialistas en Seguridad de América Latina, concluyó con la propuesta central de fortalecer las políticas de equidad de género en los ejércitos del área.