Sociedad y Justicia
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Especialistas: el coloso es uno de los más vigilados y observados del mundo

Genera actividad del Popo 21 mil datos por minuto para su estudio

México es una de las regiones con mayor riqueza en la materia, pues hay unos 3 mil volcanes

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La red de monitoreo del Popo revela miles de datos de la actividad de volcán, pero su comportamiento es impredecible, dicen expertosFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Lunes 23 de abril de 2012, p. 36

Considerado uno de los volcanes más estudiados y observados del mundo, el Popocatépetl, cuyo significado en náhuatl es la montaña que humea, emite, gracias a las 15 estaciones de monitoreo instaladas en sus laderas, más de 21 mil datos por minuto.

Especialistas en geología, sismicidad y protección civil señalaron que México es una de las regiones con mayor actividad volcánica del planeta, pues cuenta con alrededor de 3 mil volcanes, de los cuales 14 están activos.

Entre los colosos más importantes y de mayor actividad volcánica se encuentran el Popocatépetl, el volcán de Colima, el Nevado de Toluca, el Pico de Orizaba (Citlaltépetl) y el Tacaná.

La riqueza volcánica del país, afirmaron, genera no sólo riesgos, sino también una enorme diversidad de suelos, lo que eleva la productividad de la tierra y la biodiversidad. La región central del país, señalaron, donde se asientan más de 20 millones de personas, tiene una larga historia de actividad volcánica, y sus suelos dan cuenta de ello.

Un volcán, señalaron, es una montaña o cerro formado por acumulación de materiales ígneos que pueden llegar a ascender desde el fondo de la tierra. Cuando está en su interior se les conoce como magma y cuando salen a la superficie es lava.

Carlos Valdés, jefe del Servicio Sismológico Nacional, explicó que en el caso de volcanes como el Popocatépetl, se alimentan de una cámara o reservorio de magma localizado en el interior de la Tierra, el cual tiene ductos a través de los cuales va empujando el material magmático. A medida de que se acercan a la superficie, provocan sismos.

Localizado 65 kilómetros al sureste de la ciudad de México y 45 kilómetros al oeste de Puebla, el Popocatépetl es uno de los volcanes de mayor altura del planeta, con 5 mil 452 metros. Su cráter tiene 900 metros de diámetro y 200 de profundidad. La montaña volcánica cubre un área de 500 kilómetros cuadrados y abarca, además de las entidades ya mencionadas, los estados de México y Morelos.

Los mecanismos de observación incluyen seguimiento visual, sísmico, geodésico y geoquímico. La red de monitoreo cuenta con estaciones instaladas a altitudes de 4 mil 300 metros y a 1.5 kilómetros del cráter.

México, indicó Valdés, es un país con enorme actividad sísmica y volcánica, que no tiene nada de malo, pero debemos entender muy bien estos fenómenos naturales que han ocurrido siempre desde el origen de la Tierra, para que no generen desastres, que es lo que ocurre si nos quedamos sin entender a los volcanes.

Fernando Rodríguez Chávez, geólogo del Instituto Politécnico Nacional, afirmó que con una enorme diversidad de volcanes, México ha avanzando en su conocimiento, por lo que sabemos que su actividad dependerá de diversos factores como la profundidad en la que se encuentre el material magmático, su edad, la cercanía con cuerpos de agua subterránea, que a su vez se modifican con el tiempo.

Indicó que el Popocatépetl, conocido también como Don Goyo, tiene una edad estimada entre 730 y 750 mil años. Ha tenido grandes erupciones, pues su edificio volcánico es resultado de acumulación de lava y ceniza. El registro de su actividad data de la época prehispánica y, en el siglo XX, la más importante ocurrió de 1919 a 1928.

Más de medio siglo después, en diciembre de 1994, incrementó sus emisiones de vapor, ceniza y material piroplástico, situación que ha prevalecido desde esa época, aunque con periodos de calma y otros de mucha actividad.

Señaló que por su historia eruptiva y su comportamiento, el Popocatépetl es uno de los volcanes más estudiados del mundo. Sus características únicas han llevado a México a avanzar mucho en el conocimiento de sus volcanes, pero aún es imposible predecir cuándo podría generarse una gran explosión que pueda ocasionar daños a las comunidades.

Delfino Hernández Láscares, director del Laboratorio del Riesgo Geológico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), señaló que pese a los conocimientos que México ha alcanzado en el estudio de los volcanes y la generación de mapas de riesgos, falta mucho por hacer para tener una verdadera política nacional de protección civil, que nos lleve a informar y educar a la población sobre los riesgos de vivir en una zona volcánica.

No es sencillo, señaló, generar una cultura de protección civil, que incluya a las comunidades más cercanas, pero también a la población en general de las grandes ciudades, pues el Popo es un coloso que se ubica a menos de 70 kilómetros de la capital del país.

“Vivir a la sombra de volcanes –apuntó– es un factor de riqueza natural, pero también demanda políticas de prevención. Debemos pasar de un modelo reactivo de protección civil a uno preventivo, en el cual cada habitante sepa qué hacer en caso de surgir indicaciones de evacuar o iniciar medidas de protección ante una inminente explosión volcánica. El costo para evitar pérdida de vidas humanas es saber qué hacer”, concluyó.