Jueves 12 de abril de 2012, p. 2
El documental El último arrecife invita a sumergirse en el alucinante y misterioso mundo submarino.
La película, que se exhibe en Papalote Museo del Niño, destaca la urgencia de proteger los arrecifes, fuente principal de proteínas para las especies marinas, así como a las grandes barreras de coral, ambos elementos primordiales para la vida marina.
El inadecuado manejo de los lugares costeros en aras del lucro que deja el turismo, ha originado que la vida de los corales penda de un hilo.
El documental ofrece la oportunidad de adentrarse, mediante la técnica de la tercera dimensión, en el fascinante ámbito de las minúsculas criaturas, o no tanto, como las grandes medusas.
Filmada en las exuberantes costas de Bora-Bora, Maupiti, Tupai, Palau, Bahamas, Australia y Cancún, su realización requirió de poco más de 36 meses de intensa investigación y producción.
Las vistas logradas son de auténtica fantasía, como las del archipiélago de Palau, a unos 900 kilómetros al este de Filipinas, formado por piedras calizas.
Fauna marina, que casi salta de la pantalla
Tiburones, delfines, una que otra mantarraya, peces cocodrilos, coloridos nudibranquios, también conocidos como babosas marinas, y delicados platelmintos, saltan practicamente de la pantalla, dándole vertiginoso realismo a la cinta.
Otra vista de gran colorido es la del museo subacuático de arte, frente a Cancún, donde pétreas esculturas están ya rodeadas de coral.
Las exhibiciones, auspiciadas por ADO, línea de autobuses que no llega a Filipinas, pero sí a Cancún, se dan en la Megapantalla, con un horario de 10:30 a las 18.30 horas, cada dos horas, con una función adicional los jueves, a las 21.30, y sábados y domingos, a las 20.30 horas.