En sus mensajes de Semana Santa diversos obispos llamaron a la conversión, a vivir en unidad, reconciliación, justicia y paz y a dar el sentido religioso que, de acuerdo con los credos cristianos, tienen estas fechas.

Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas, recordó que el papa Benedicto XVI, durante su visita al país, invitó a los fieles a la conversión, a un cambio de rumbo en la vida, para que seamos una nación en la que haya justicia y paz.

Arizmendi exhortó a los narcotraficantes a que cambien de vida; no se dejen engañar y atrapar por el dinero fácil, por el poder y el placer. Les advirtió que siguiendo su estilo de vida van a acabar mal, huyendo y escondiéndose, en la cárcel o asesinados. Conviértanse de corazón, por ustedes mismos, por su madre, por Jesucristo, que los espera con los brazos abiertos para perdonarles.

Lamentó también que para algunos Semana Santa sea ocasión de jolgorio, dispersión, vacaciones, vicio y pecado.

José Luis Chávez Botello, arzobispo de Antequera Oaxaca, sostuvo que cuando desde la fe nos proyectamos más allá de la familia, procuramos el bien de los demás, y es entonces cuando constatamos que a pesar del mal que nos rodea es posible ayudar y participar en tareas que benefician a la comunidad. Apuntó que podemos extirpar la violencia de nuestro corazón perdonando y se puede rezar por los que hacen el mal y hacer el bien a quienes nos han dañado.

Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Acapulco, señaló que estas fechas deben ser de recogimiento espiritual, pero también comentó que las celebraciones de la Semana Santa coinciden con la temporada vacacional en la que Acapulco y otros destinos turísticos de la costa de Guerrero son favorecidos por la afluencia de visitantes, por lo que dijo: confluyen los tiempos de recogimiento espiritual y de descanso que pueden vincularse y lograr su vivencia conjunta.

En estos días de asueto el prelado sostuvo que no está de más hacer un llamado a todos los acapulqueños y especialmente a los prestadores de servicios turísticos, a mantener una actitud de hospitalidad y de calidez humana hacia nuestros visitantes. Eso será lo que mejor hable de Acapulco.

Mario Espinosa Contreras, obispo de Mazatlán, llamó a que no tengamos miedo ni temor, porque el poder de Dios es invencible. Remarcó que dicho poder, aunado a la decisión personal, puede orientar hacia la verdad, la unidad, la justicia y la paz.