Tlalnepantla, Mex., 24 de marzo. Vecinos de las colonias La Romana y San Javier exigieron a la Secretaría de Salud federal y del estado de México hacer su trabajo y revisar las condiciones de operación del rastro municipal, pero también de al menos 40 expendios de carne (llamados obradores) que confluyen en cuatro manzanas alrededor del centro de matanza.

Durante un recorrido por la avenida Lerma, en su confluencia con las calles Iztaccíhuatl, Popocatépetl, Zirahuén, Pátzcuaro y Moctezuma, se pudieron observar restos de carne, vísceras y heces fecales en las banquetas.

El negocio Hermanos Piña utiliza tambos para colocar cabezas de res descarnadas, que deja al paso de los peatones. En la zona, las banquetas son utilizadas para colocar puestos y el tendido de carne, frente al rastro municipal. También cohabitan perros callejeros, ratas, moscas y hasta alacranes.

En el polígono confluyen cientos de camiones, camionetas y microbuses que levantan pequeñas tolvaneras que van a parar a los productos cárnicos. Cueros que serán chicharrón penden en segundos pisos de algunos inmuebles.

Padres de familia se quejaron porque alumnos del jardín de niños Club Rotario y de la escuela primaria Ford 107 Doctor Gustavo Baz Prada, cada día viven ese ambiente de contaminación.

Líquido y sangre de los establos drenan por una zanja de unos 30 metros de longitud, a escasa distancia de las casas de al menos 40 familias de la calle cerrada de Lerma, contigua al rastro municipal.

Al principio te duele la cabeza, no puedes ni respirar, te queda el olor a podrido en la garganta. Nunca te acostumbras, comentó María de la Paz Toledo Alfaro, quien en 2011 gestionó ante la alcaldía que por lo menos se entubara el tramo del canal, pero nadie me hizo caso.