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El artista exhibe nueve trabajos de gran formato en la galería Kurimanzutto

Cruzvillegas rescata sus dibujos mediante un equilibrio entre el cuerpo y el espacio

En mi cabeza está el simio que responde a sus necesidades más específicas, dice el escultor

Foto
Abraham Cruzvillegas al realizar uno de sus dibujosFoto Cortesía de la galería
 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de febrero de 2012, p. 5

Rescatar el dibujo como gesto mínimo que afirma esa posible democracia en la que cualquier persona podría hacer lo que hago es el eje de Nuestra imagen actual: autorretratos recientes, exposición de nueve dibujos de gran formato de Abraham Cruzvillegas que concluirá el 25 de febrero en la galería Kurimanzutto.

En esas obras, realizadas sobre papel kraft, con una escoba de mijo en vez de pincel, el escultor también trae a cuenta sus orígenes como caricaturista a finales de los años 80. En mi determinación de monero, en algún momento cuestioné esa etimología coloquial y descubrí por azar que genéticamente los gorilas son más parecidos a nosotros que una cebra o un caballo, hecho que me impresionó mucho. Entonces, en mi tiempo libre empecé a dibujar para mí monos tal cual, por una cosa inconsciente, con bolígrafos. Son dibujos muy detallados, de muchas líneas y volumen.

Los dibujos actuaban como un ejercicio meditativo en que no pensaba en algo, como se hace normalmente en la caricatura política, que responde a una urgencia del momento. Eran más bien como una mantra que repetía y repetía. En la medida que Cruzvillegas tomó otros rumbos, los dibujos quedaron relegados.

En fechas recientes el artista estuvo en Corea, país donde se encontró con algo muy de su gusto: la caligrafía, cuyo ejercicio es más como una disciplina de pensamiento que como una virtud. De allí que se animó a hacer los dibujos de gran formato que exhibe en el recinto de Gobernador Rafael Rebollar 94, colonia San Miguel Chapultepec, pero con la humildad de los objetos que no están hechos con materiales de arte.

Los papeles empleados por Cruzvillegas están preparados con vinílica. El proceso es muy lento, porque los papeles llevan varias semanas de capas de este esmalte blanco de aspecto brillante. Dibujar, en cambio, es muy rápido.

“Es una actividad en el espacio como originalmente hacían los artistas de acción en Japón o el mismo Jackson Pollock, quien pintaba chorreando pintura sobre la tela como una coreografía.

“La voluntad de Pollock no es la mía, porque en él había una de tipo expresivo, emocional, en este espíritu moderno. En mi caso es una actividad más meditativa que de algún modo se vincula con mi cercanía con el tai chi taoista. Más que una coreografía es un ejercicio de equilibrio de fuerzas de mi cuerpo en el espacio.

Como dijo el fotógrafo Michel Zabé, es como el mono pintando al mono. En mi cabeza está el simio que responde a sus necesidades más específicas como con una ramita diseñar una herramienta para sacar termitas de un hoyo. Con esa misma humildad empleo una escoba para generar una imagen que aspira a ser arte.