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La reorganización de instituciones globales, entre ellos

Amplía G-20 temas de discusión para el encuentro en Los Cabos
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 20 de febrero de 2012, p. 16

Cabo San Lucas, BC, 19 de febrero. Los ministros de Relaciones Exteriores de los 19 países que conforman el Grupo de los 20 (G-20) –en el que la Unión Europea ocupa un asiento como miembro permanente– ampliaron su agenda de discusión con asuntos que no figuran tradicionalmente en el temario de este bloque, que se ocupa principalmente de las cuestiones financieras. El instructivo del encuentro, que arrancó aquí esta tarde, frente al esplendor del litoral de Baja California Sur, advierte de antemano que es informal y, por tanto, este lunes, cuando concluirá, no habrá documento o declaración final.

De manera inusual o no tradicional, como se expresa en términos diplomáticos, en la reunión ministerial se programaron debates sobre la reorganización de las instituciones globales –la llamada gobernanza internacional–, políticas medioambientales y de desarrollo sustentable (crecimiento verde, le llaman en algunas latitudes), eficiencia energética y seguridad alimentaria. Y, de acuerdo con versiones diplomáticas estadunidenses, también la corrupción.

En la enumeración de estos temas muy abiertos, según los describió una fuente del Departamento de Estado en Washington hace unos días, no se incluyen los pendientes que quedaron sin concretar en la pasada cumbre del G-20 en Cannes, Francia, los días 3 y 4 de diciembre. Asuntos de coyuntura que fueron diferidos para incluirlos en el escenario de Los Cabos, como el compromiso que se esbozó y no se aterrizó para una quita de la agobiante deuda externa de Grecia. O de fondo, como la reactivación de la propuesta francesa de regular un impuesto para las transacciones financieras, descrita por las organizaciones sociales galas como la tasa Robin Hood.

El encuentro presidencial de Cannes, que precede esta reunión de cancilleres, fue descrito por el economista y diplomático mexicano Jorge Eduardo Navarrete como un fiasco, pese al esfuerzo y capital político invertido en él por el presidente Nicolás Sarkozy. En un análisis seriado publicado en este diario, De Cannes a Los Cabos, el ex subsecretario de Relaciones Exteriores y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México apunta que éstos y otros rezagos en los propósitos que el G-20 había logrado definir en años anteriores harán muy azaroso e incierto el camino de los jefes de Estado hacia su próximo encuentro en junio.

En vagos documentos oficiales la Secretaría de Relaciones Exteriores definió las cinco prioridades del gobierno mexicano para el próximo G-20, que será la última cumbre en que el presidente Felipe Calderón figurará como anfitrión: promover la estabilización económica y las reformas estructurales para el crecimiento y el empleo; fortalecer los sistemas financieros; fomentar la inclusión financiera para impulsar el crecimiento económico, mejorar la arquitectura financiera internacional y alentar el desarrollo sustentable.

Esta enumeración de propósitos deja muy lejos lo que Navarrete llama el espíritu de Pittsburgh, en referencia a la cumbre del G-20 realizada en la capital de Pensilvania en 2009, que sesionaba ya para entonces en su versión ampliada, con 12 nuevos miembros, todos países de economías emergentes, procedentes de todos los continentes, y que incluía a los latinoamericanos México, Brasil y Argentina.

La ampliación del G-8 al G-20 (que hoy día representa 85 por ciento de la economía mundial) había sido decidida en 2008 a raíz del primer asomo del crack, la primera recesión del ciclo de crisis que aún no termina y está lejos de cerrar. Fue entonces, en un ambiente de debate y toma de decisiones ampliado, que se habló de lograr un nuevo marco jurídico para la regulación financiera. Fue también entonces cuando la potencia china puso en la mesa su aspiración de colocar su moneda, el yuan, en otro rango dentro del sistema monetario.

En la cumbre de Pittsburgh –que los periodistas especializados consideran la más interesante de la serie de reuniones del influyente bloque– se habló por vez primera sin ambages de objetivos como reactivar la economía global y crear empleos, sin anteponer, como ahora lo hace el gobierno mexicano, la condición de las reformas estructurales.

En ese momento había impactado también en los gobiernos del bloque una demanda de organizaciones sociales, especialmente francesas, como ATTAC, de implementar la tasa Tobin, que entonces fue calificada de cruzada en contra de los excesos de las instituciones financieras. Hasta la fecha sigue siendo una asignatura pendiente.

Y, por supuesto, en 2009 el presidente Barack Obama conservaba buena parte de su vigor inicial y el conservadurismo estadunidense no había dado a luz aún al Tea Party, que terminó por reducir al mínimo los propósitos del presidente del cambio.

En cuanto a la participación de la secretaria de Estado Hillary Clinton, quien anticipó su arribo a Los Cabos el sábado para encuentros bilaterales, fuentes diplomáticas informaron que no asistirá el lunes a la última sesión de la reunión ministerial, ya que regresará a Washington. Ahí encabezará la primera Conferencia Global de Negocios, reunión de magnates, líderes y gestores de un centenar de países que abordarán temas sobre inversiones, comercio, negocios y regulaciones globales para estimular las oportunidades de las corporaciones estadunidenses.

Otra turbulencia que afecta esta cumbre es el anuncio, este miércoles 15 de febrero, de la renuncia anticipada del presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick. Las fuentes diplomáticas estadunidenses aclararon que ese tema no será planteado en la reunión ministerial, debido a que es muy reciente.

Es la primera vez en la historia del G-20 que hay una reunión preparatoria a nivel de cancillerías, ya que generalmente son los ministros de Economía quienes preparaban el camino para el encuentro de los sherpas, como designan aquí a los líderes o jefes de Estado. La próxima semana tendrá lugar la reunión de titulares de Finanzas de los países miembros, pero en la ciudad de México.

Las naciones representadas en esta reunión ministerial, a nivel de cancilleres o viceministros, son, por América Latina, Brasil, Argentina y México. Por el núcleo original del Grupo de los Ocho, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Canadá, Japón y la Unión Europea. Por las economías emergentes, con China a la cabeza, están Arabia Saudita, Turquía, Rusia, Australia, Corea, India, Indonesia, Rusia y Sudáfrica.

Vienen invitados los cancilleres de España, Colombia, Chile, Benín y Camboya. Y como permanentes, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y varias agencias de Naciones Unidas.