Aún cuando el propósito del Grupo de los 20 (G20) no es el resolver problemas de un país en lo individual, como pudiera ser el tema de la violencia o el crimen organizado, uno de los beneficios que tendrá México al ser el depositario de la presidencia para la reunión que se realizará en junio en Los Cabos, es el plantear ante países industrializados una agenda que refleje las inquietudes de las economías emergentes, sostuvo Montek Ahluwalia, vicepresidente de la Comisión Planificadora de India y negociador de su país (sherpa) para el G20.

Destacó la relevancia del grupo, que si bien no tiene un registro formal como otras organizaciones internacionales, está integrado por 19 países miembros y la Unión Europea, que en su conjunto representan casi 90 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial, 80 por ciento del comercio global y dos tercios de la población total, además de que es el único en su tipo que reúne a las economías avanzadas y emergentes más importantes.

En conferencia de prensa, Ahluwalia indicó en que las cinco prioridades que ha establecido México para esa reunión, de alcanzarse los acuerdos, tendrán un efecto positivo en muchos aspectos de la vida de cada nación, ya que se crearán cadenas de cooperación e intercambio bilateral o multilateral, para atender preocupaciones que no son exclusivas de México.

Uno de los temas prioritarios para el G20 en este momento, es sin duda la crisis financiera de la eurozona. Cómo se va a resolver, qué caminos hay que seguir y cuáles son los caminos que habremos de transitar, y justamente por eso, es que resulta de particular relevancia que la presidencia de la reunión esté en manos de una de las economías emergentes más importantes de América Latina, insistió Ahluwalia.

No obstante, subrayó, es importante destacar que los efectos de las decisiones que se tomen en esa reunión no serán inmediatos, sino que tendrán que desarrollarse en el tiempo. Así, los temas que propone México, como la estabilidad económica y reformas estructurales para el crecimiento y el empleo; fortalecimiento del sistema financiero; mejorar la arquitectura económica internacional; reforzar la seguridad alimentaria y mitigar la volatilidad de los precios de las materias primas y promover el desarrollo sustentable, el crecimiento verde y la lucha contra el cambio climático, reflejan muchos de los problemas que enfrenta el mundo y sin duda encontrará respuesta de sus contrapartes.

Se busca, dijo, que el G20 se convierta, entre otras cosas, en un eficiente sistema de alerta temprana en materia financiera, para que no nos sorprendan episodios como el de la crisis en Grecia, aunque también se alcancen acuerdos para el intercambio de tecnología, no ya con esa dependencia que tenemos los países en vías de desarrollo respecto de los desarrollados, sino de intercambio entre naciones en desarrollo, que si bien pueden no contar con tecnología de punta, si con tecnología barata y adecuada para resolver nuestros problemas en materia de empleo, del sector agrícola o los que tienen que ver con la conservación ecológica, entre otros.