Llama a las jóvenes y talentosas artistas mexicanas a que se animen a crear piezas urbanas
El problema es tener el concepto de tu obra pensando en el espacio donde se va a poner, lo que éste necesita, quién va a vivir con ella o cómo será interactiva
, dice la ganadora del premio Sorel Etrog 2011
No hay que tener miedo, en el mundo escultórico cabemos todos
Miércoles 28 de diciembre de 2011, p. 2
¿Dónde están las nuevas escultoras urbanas mexicanas?, pregunta Yvonne Domenge (México, DF, 1946), quien en 2011 recibió el premio Sorel Etrog para Escultura y Arte Públicos otorgado por la Bienal de Vancouver, Canadá, en reconocimiento a los grandes maestros de la técnica artística y los que han hecho contribuciones extraordinarias para avanzar en el campo del arte
. Como parte de la bienal, Domenge exhibe la escultura monumental Olas de viento.
Suenan nombres como Ángela Gurría, Helen Escobedo y Águeda Lozano, sin embargo, Domenge hace un llamado a las jóvenes que vienen con tanta fuerza y talento
para que se animen a hacer escultura urbana. Me darían ganas de tener colegas, o sea, platicar con ellas porque el talento lo hay
.
Entrevistada con motivo del premio, para Domenge si eres escultor la dimensión no es un obstáculo. El problema es tener el concepto de tu pieza pensando en el espacio donde se va a poner, lo que éste necesita, quién va a vivir con ella o cómo será interactiva
.
Continúa: “A veces las personas se pueden asustar con intervenir un gran espacio, sin embargo, la pieza requerida no se escoge al azar, sino tiene que estar hecha con lo que el espacio nos pide, hacia dónde dará la luz, quién la vive, quién está alrededor de ella. O, si es una carretera, una glorieta o un lobby, cualquier lugar público, las piezas se hacen con relación al espacio. Pero si una escultora, aunque haga piezas más pequeñas, piensa lo que el espacio le está pidiendo y lo desarrolla, ya el concepto puede aplicarse al tomar en cuenta otros elementos. Aquí el peligro es no tomar esos elementos en cuenta, entonces se plantan piezas que no tienen relación con el espacio ni con la comunidad ni con nada”.
Las esculturas interactivas de hoy día plantean nuevos retos. El público se sube en ellas a fin de gozarlas, pero luego resulta caro estarlas repintando, porque se rasparon con los zapatos. Hay quienes acaban poniéndoles una bardita, entonces la interactividad se pierde. Para Domenge los escultores ahora tenemos el deber de buscar materiales que aguanten eso, lo que sea
. Por ejemplo, hay pinturas antigrafiti, que se lavan.
Pizarrones de la comunidad
La artista dice no ofenderse cuando a sus esculturas les suceden cosas, porque finalmente son pizarrones de la comunidad, como lo fueron en la huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México o en la colonia Buenos Aires, donde realizó un proyecto artístico con los vecinos: Puse a un muchacho a hacer un video de las piezas. Era increíble, las jalaban; la semana siguiente las aplastaban, luego, ya no existían. Después reaparecían por allí todas chuecas, pero había una convivencia fuerte entre la escultura y los aledaños
.
Pensaba, “qué bueno que pasa eso, porque ojalá y evitara la violencia. Me importa mucho ese tema. De hecho, hubo una escultura (Esfera Liverpool), que está en la carretera México-Acapulco, por la cual me llamaron ya que chorreaba óxido. Fui a verla; tenía nueve hoyos de bala, o sea que el calibre de las balas era de tal tamaño que la placa se perforó, entonces le empezó a entrar agua y chorrear ácido. Qué tal si eso evitó que esas (las balas) fueran a un ser humano. La escultura se resana, se repinta”.
Respecto de 2012, Domenge tiene proyectada la construcción de una gran pieza en una propiedad privada en Vancouver. También hará otra obra grande para Salt Lake City, Utah.
La artista es de la idea que hay pocos foros de exposición para escultura en México. En cuanto a su propia carrera internacional, asegura que las mismas piezas fueron abriendo camino
. Hace hincapié en la necesidad de ver quién es uno con el resto de la comunidad escultórica mundial: Allí hay parámetros diferentes, allí nos conocen diferentes, porque los foros son diferentes. En México ya conocemos a la comunidad escultórica, son mejores o peores o lo que sea, pero en el extranjero es una lectura distinta. Qué no tengan miedo. El mundo no es México, en el mundo escultórico cabemos todos. Cada quien tiene su lenguaje, sus materiales, su forma de trabajar, entonces, se me hace estúpida la competencia. La envidia, el miedo, nos paraliza, nos hace daño, no nos ayuda a trabajar como un bloque de escultores mexicanos, por ejemplo. Es un error y nos distrae mucho eso, porque todos cabemos
.