La Habana, 23 de diciembre. En una de las más numerosas liberaciones de presos en Cuba, el presidente Raúl Castro anunció este viernes un indulto para casi 3 mil cubanos sentenciados y la liberación anticipada de 86 extranjeros que cumplen condenas en la isla, entre otras causas en atención a la inminente visita del papa Benedicto XVI.

Advirtió, además, que la apertura migratoria que había anunciado en agosto será paulatina, al igual que la reforma económica. Dijo que el gobierno de Washington sigue anclado en el pasado al carecer de voluntad política para mejorar las relaciones, pero que Cuba mantiene la propuesta de avanzar hacia la normalización de vínculos con Estados Unidos.

Al final de un año en el que han sido detenidos varias decenas de ejecutivos de empresas y funcionarios, el presidente cubano ratificó la ofensiva contra la corrupción, uno de los principales enemigos de la revolución, mucho más dañino que la actividad subversiva e injerencista de Estados Unidos y de sus aliados dentro del país.

Castro advirtió que sostendrá el enfrentamiento contra los burócratas corrompidos, con cargos obtenidos a golpe de simulación y oportunismo, que utilizan las posiciones que todavía ocupan para acumular fortunas, apostando a una eventual derrota de la revolución.

El presidente cerró la plenaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), que hoy sesionó por segunda ocasión en el año. El hilo conductor de su mensaje fue que continúa la reforma a su ritmo, con factores internos adversos, como la corrupción, sorteando el diferendo con Estados Unidos, pero al mismo tiempo con el acercamiento acentuado con la Iglesia católica y el Vaticano.

La reforma se cumplirá sin prisa pero sin pausa, con la integralidad y la gradualidad requeridas, sin apresuramientos ni improvisaciones, señaló Raúl Castro, con una fórmula que repite.

Explicó que el gesto humanitario y soberano beneficiará a más de 2 mil 900 sentenciados, entre ellos mujeres, enfermos, mayores de 60 años y jóvenes que han estudiado en prisión. Se excluyen, salvo contadas excepciones, los convictos de espionaje, terrorismo, asesinato, homicidio, narcotráfico, pederastia con violencia, violación y corrupción de menores, y robo con fuerza en vivienda habitada.

También saldrán en libertad algunos condenados por delitos contra la seguridad del Estado que han cumplido parte de la condena con buena conducta.

La excarcelación anticipada ya se aplica por norma, señaló el mandatario. Esta vez hubo también peticiones de familiares, de las iglesias protestantes y católica, y se realiza con motivo de la visita del papa Benedicto XVI y de las celebraciones, en 2012, de los 400 años de veneración a la Virgen de la Caridad del Cobre.

En 1998, el gobierno cubano respondió en forma positiva a una petición que hizo el Vaticano durante la visita del papa Juan Pablo II y liberó a varias decenas de presos, entre políticos y comunes, a partir de una lista que presentó el entonces secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano.

Por una gestión de los obispos cubanos, este año salieron de la cárcel 115 presos, en parte comunes y en parte del grupo de los 75 opositores sentenciados en 2003. Entre finales de 1978 y octubre de 1979 se produjo la excarcelación más numerosa hasta ahora en la isla, cuando salieron al exilio 3 mil 600 reos, algunos de los cuales habían participado en acciones armadas contra el gobierno.

Ahora también saldrán 86 extranjeros de 25 países, incluidas 13 mujeres, todos sentenciados, informó Castro. Su salida dependerá de que los países interesados accedan a la repatriación.

En Cuba hay unos 20 mexicanos sentenciados, en su mayor parte por tráfico de personas. Unos seis de ellos tienen sanciones por tráfico de drogas.

El presidente cubano ratificó su anuncio de agosto pasado de emprender una reforma migratoria, pero esta vez le agregó dos matices: el ritmo pausado y la política de Estados Unidos. Igual que hace cuatro meses, evitó entrar en detalles, pero su discurso fue un aviso tácito de que la apertura no será de un golpe, como pareció sugerir él mismo entonces.

En agosto expuse que nos encontrábamos trabajando para instrumentar la actualización de la política migratoria vigente y que se avanzaba en la reformulación y elaboración de normativas reguladoras, en correspondencia con las condiciones del presente y del futuro previsible, recordó.

Hoy ratifico todos y cada uno de los planteamientos realizados en aquella oportunidad, al tiempo que reafirmo la invariable voluntad de introducir paulatinamente los cambios requeridos en esta compleja temática, sin dejar de valorar en toda su integralidad los efectos favorables y desfavorables de cada paso que demos, agregó.

No pocos consideran urgente la aplicación de una nueva política migratoria, dijo, olvidándose de las circunstancias excepcionales en que vive Cuba, bajo el cerco que entraña la política injerencista y subversiva del gobierno de Estados Unidos, siempre a la caza de cualquier oportunidad para conseguir sus conocidos propósitos.