En 1929, un ilustrador belga de 21 años creó una nueva tira cómica que presentaba a un audaz y juvenil reportero que viajaba a la Unión Soviética con su fox terrier blanco.

La historieta, conocida como Tintin, tuvo éxito inmediato entre los lectores, pero el entonces novel artista conocido como Hergé (juego fonético de su nombre, Georges Remi, que invierte las iniciales: RG) no pudo prever las increíbles y prolongadas aventuras en las que, con el tiempo, su personaje se embarcaría.

Cinco décadas y dos docenas de novelas gráficas después, Tintin ha ganado millones de corazones de todas las edades en casi todos los países; se convirtió en favorito de los niños en Europa y Asia; después estableció un culto en Estados Unidos. Cada año los libros encuentran nuevos seguidores y recientemente se tradujeron al hindi. El fenómeno se expandió a juguetes y figuras coleccionables, clubes de admiradores y ediciones o adaptaciones para teatro, radio y televisión.

Steven Spielberg y Peter Jackson desembarcan este domingo en México con la versión cinematográfica Las aventuras de Tintin, en una misión épica que abarca misterios ocultos, peligrosos criminales y antiguos secretos, dando vida a las clásicas aventuras que han deleitado a varias generaciones con particular mezcla de acción, humor y brillante narración.

La historia sigue al curioso joven reportero Tintin (Jamie Bell) y a su leal perro Milú cuando descubren un modelo de barco que contiene un insólito secreto. Inmerso en un misterio con siglos de antigüedad, Tintin se involucra con Ivan Ivanovitch Sakharine (Daniel Craig), diabólico villano que piensa que el protagonista robó un inapreciable tesoro vinculado a un perverso pirata llamado Red Rackham. Sin embargo, con la ayuda de Milú, el capitán Haddock (Andy Serkis) y los torpes detectives Fernández & Hernández (Simon Pegg y Nick Frost), Tintin viaja por el mundo, supera a sus enemigos en ingenio y escapa de ellos en una apasionante búsqueda hasta encontrar el lugar de reposo final de El Unicornio, nave que naufragó y podría contener la clave de una enorme fortuna, así como una antigua maldición.

Pasión en coincidencia

Spielberg y Jackson, quienes trabajan juntos por primera vez su pasión por la historieta de Hergé, conocieron a Tintin en épocas y formas distintas.

Spielberg declaró: “Tintin es un entusiasta reportero que busca pistas y esto lo arroja a asombrosas aventuras de trotamundos. Algo que lo hace tan interesante es su irrenunciable búsqueda de la verdad, aunque esto lo lleva por caminos peligrosos. A menudo parece que está inmerso en un terrible problema, pero de alguna manera encuentra una solución. Desde la primera vez que lo leí, supe que Tintin y yo estábamos destinados a hacer alguna clase de colaboración”.

Desde niño, Jackson devoró cada libro de Tintin que caía en sus manos; incluso, intentó leer las ediciones francesas. Expresó: Cuando eres joven te imaginas fácilmente a ti mismo viviendo esas aventuras junto a Tintin. Esto se integra al deseo esencial de aventura que todos tenemos.

¿Cuál es la fuente del ilimitado atractivo de Tintin? Para muchos proviene de la original mezcla que logró Hergé de lo sencillo con lo complejo: la gente se reconoce y relaciona con sus personajes por sus cualidades y defectos humanos; por sus tumultuosas aventuras llenas de misterio, suspenso político y ciencia ficción, así como por los trazos que presentan personajes de líneas sencillas en mundos exuberantes y llenos de color que pueden encender la imaginación de cualquier persona.

Es famosa la frase de Hergé, No podría narrar una historia, excepto en forma de dibujo, y fue su trabajo artístico el que introdujo a tanta gente al mundo de Tintin, pero también fue el corazón del personaje lo que trascendió el idioma, la cultura y el tiempo, pues cualquiera, en cualquier lugar, se puede imaginar a sí mismo como este joven que experimenta viajes alocados con sus amigos y desea estar siempre al lado del bien.

Hergé publicó varios libros de Tintin. Su expresivo y pulcro estilo –su ligne claire (línea clara)– ejerció su influencia en una creciente lista de artistas pop, como Roy Lichtenstein y Andy Warhol. Este último elaboró un retrato de Hergé a solicitud de éste.

El escritor murió en 1983, dejando inconcluso el libro 24 de Tintin (Tintin and the Alpha-Art), pero es evidente que el legado crecería y continuaría inspirando y encantando a sus admiradores en todo el mundo.