El gobierno de México extraditó a Estados Unidos a Julián Zapata Espinoza, El Piolín, para que sea juzgado en aquel país por su presunta responsabilidad en la muerte del agente de inmigración y aduanas Jaime Zapata, y las lesiones causadas al también integrante de ICE (por sus siglas en inglés) en hechos ocurridos el 15 de febrero de este año en el estado de San Luis Potosí. Pero esta acción de las autoridades mexicanas puso al descubierto que el objetivo junto con los agentes de ICE era un testigo protegido de carácter internacional cuya identidad no ha sido revelada.

La Procuraduría General de la República difundió que El Piolín fue entregado a autoridades estadunidenses en el aeropuerto de la ciudad de Veracruz, a agentes de la FBI, casi al mismo tiempo en que el presunto líder de grupo de Los Zetas en San Luis Potosí, comparecía ante jueces estadunidenses y se declaraba inocente de los cargos que se le imputan.

Tras la extradición de El Piolín y el señalamiento de la PGR de que el presunto delincuente había atentado contra una persona protegida internacionalmente en los mismos hechos en que un agente de ICE fue herido y otro asesinado, funcionarios de la PGR revelaron a La Jornada que los agentes estadunidenses Jaime Zapata y Víctor Ávila, se habrían reunido con un informante de las actividades de los grupos criminales mexicanos y testigo protegido, situación en que habría sido detectado y que motivó la agresión por parte de Los Zetas.

El Piolín fue detenido por efectivos del Ejército junto con otros presuntos integrantes del cártel de Los Zetas, una semana después de la muerte del agente Jaime Zapata.

Según la versión ofrecida por la Secretaría de la Defensa Nacional, Los Zetas, supuestamente por una confusión, asesinaron e hirieron a los agentes estadunidenses al considerar que se trataba de miembros de alguna organización rival. Sin embargo, los miembros de ICE viajaban en un vehículo blindado y con placas diplomáticas.