Sustituirá a Murphy en la 84 entrega de los premios de la Academia
Sábado 12 de noviembre de 2011, p. 9
Los Ángeles, 11 de noviembre. Mucho antes de que llegue la gran noche, los Óscar ya están dando titulares. El productor y el presentador se han marchado y ahora la Academia recurre a Billy Cristal, un valor seguro.
Faltan tres meses, pero la edición este año de los Óscar ya tiene sus primeros perdedores. Al igual que un sangriento drama de Hollywood, acaban de rodar cabezas y al rescate salta Billy Crystal, que se subirá al escenario el 26 de febrero para conducir la gala de los premios de cine más importantes del mundo. ¿Se puede hablar de happy end (final feliz)? El primero en tirar la toalla fue el director Brett Ratner tras unas declaraciones homófobas. Las pruebas son para maricones
, dijo el realizador de 42 años.
Ratner iba a producir la gala. Y aunque rápidamente se disculpó por sus declaraciones hirientes y estúpidas
, acabó presentando su dimisión.
Entonces, el actor Eddie Murphy, un buen amigo de Ratner, también anunció que dejaba la gala. Dijo que no quería seguir adelante sin su gran amigo. Fue él quien le contrató en septiembre como presentador de la 84 edición de los premios de la Academia de Hollywood, que es seguida por millones de personas en todo el mundo.
Tras todos estos acontecimientos, los organizadores decidieron apostar por un valor seguro. Rápidamente se contrató a uno de los productores más conocidos en Hollywod, Brian Grazer, quien ya sabe lo que es el honor de recoger un Óscar (A beautiful mind).
El jueves, el responsable de la Academia de Hollywood, Tom Sherak, se mostraba contento con la elección del presentador: Billy Crystal. Es toda una leyenda en el comedia, un icono de los Óscar, y está bien tenerlo en el lugar que le corresponde
.
Billy Crystal ha presentado los Óscar en ocho ocasiones, y en febrero volverá a hacerlo.
Habrá happy end
¿Pero se puede hablar de un happy end tras el traspié inicial? Después de todo, Crystal ya era un chico de oro en 1998, cuando el supertaquillazo Titanic hizo que 55,2 millones de personas se quedaran pegados a la pequeña pantalla.
Ese año fue el que mayor audiencia tuvo jamás la gala y Crystal debutó presentando los Óscar en 1990, poco después del éxito de When Harry met Sally, (en la que Meg Ryan fingía un orgasmo en un restaurante frente a un atónito Crystal), de 40 años cumplidos.
Ahora el actor tiene 63 primaveras y desde hace años ninguna de sus películas se ha convertido en un verdadero éxito. Es cierto que sigue haciendo chistes simpáticos, pero no es provocador. Y una prueba de ello es el comentario que hizo en Twitter para anunciar que iba a presentar la gala.
“Voy a presentar los Óscar para que la joven de la farmacia deje de preguntarme mi nombre cuando voy a recoger mis medicinas. Tengo ganas de hacer el show”, escribió.
No es que prometa un nuevo impulso a este show que año a año se va acartonando un poco. Es por ello que los organizadores buscan desde hace tiempo cambiar un poco el formato para atraer a un público más joven y hacer que los índices de audiencia suban.
La Academia ya puso de manifiesto sus intención de arriesgarse con cómicos como Chris Rock, Whoopie Goldberg y John Stewart, que aportaron comentarios más frescos y más cargados de ironía.
Alec Baldwin y Steve Martin apenas consiguieron dar el año pasado un aire más fresco a la gala, y por ello este año se hizo una apuesta por jóvenes valores de la meca del cine, James Franco y Anne Hathaway, pero por lo demás todo siguió como antes.
Con el cómico británico Ricky Gervais (de 50 años), la próxima entrega de los Óscar habría resultado realmente divertida. El propio Gervais bromeaba el jueves en el programa Access Hollywood, señalando que le encantaría hacer ambas cosas, los Globos de Oro y los Óscar, y los dos a un precio especial, y al tratarse de dos, pues sería más barato.