Caracas, 2 de junio. El escritor argentino Ricardo Piglia fue distinguido con el premio de novela Rómulo Gallegos, en su edición 17, por su obra Blanco nocturno, según el veredicto anunciado ayer en Caracas.

El jurado distinguió la obra de Piglia con una decisión unánime, resaltando el talento literario, la precisión en la prosa, la fuerza poética y la ironía que propone en esta obra.

Cuando Piglia se enteró, manifestó: Es una sorpresa muy agradable. Este es un premio importante que ha mantenido su prestigio a lo largo de los años. Eso lo digo porque Venezuela vive un proceso de cambios y de transformaciones muy importantes, y siempre ha respetado a la literatura.

El país no sólo tiene ese galardón, sino que está a punto de poner en circulación la obra de Ángel Rama y que mantiene cada vez más vivo el catálogo de la Biblioteca Ayacucho, un emprendimiento fenomenal desde todo punto de vista, dijo el autor de La ciudad ausente.

La novela ganadora fue destacada entre 194 trabajos participantes y 12 finalistas, porque propone una reflexión sobre nuestro tiempo, por el jurado compuesto por la mexicana Carmen Boullosa, el colombiano William Ospina y el venezolano Freddy Castillo.

Ospina, quien obtuvo el galardón en 2009, afirmó: Uno sabe que se está premiando un libro concreto pero también un estilo y a un gran autor. Él puede contar cualquier historia de manera encantadora porque tiene ese talento, esa abundancia de recursos y esa sabiduría narrativa de los grandes autores.

La entrega, el 2 de agosto

Rescribe el género policiaco, histórico y propone una reflexión sobre nuestro tiempo. Destacan su rigurosa observación de hechos y personajes, la nitidez de su lenguaje, la sabiduría literaria que le permite cautivar al lector y mantener la atención del relato con subterránea fuerza poética, indicó el jurado.

Con este reconocimiento otorgado por la Fundación de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, el autor de Plata quemada suma su nombre a una galería de escritores iberoamericanos que lo obtuvieron, como el colombiano Gabriel García Márquez o el peruano Mario Vargas Llosa, ambos premios Nobel de Literatura.

Entre los ganadores figuran los mexicano Carlos Fuentes (1977), Fernando del Paso (1982), Ángeles Mastretta (1997) y Elena Poniatowska (2007), los españoles Enrique Vila-Matas (2000) e Isaac Rosa (2005) y el venezolano Arturo Uslar Pietri (1991).

El concurso fue creado en 1964 por el entonces presidente venezolano Raúl Leoni para rendir homenaje a Gallegos y tiene como finalidad exaltar a la mejor novela postulada en español. Comenzó con una periodicidad de cinco años y desde 1999 es bianual.

Dotado con 430 mil bolívares (100 mil dólares), el reconocimiento será entregado el 2 de agosto, aniversario del natalicio del escritor venezolano, en la sede de la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos.

Las distinciones que consiguió la más reciente novela de Ricardo Piglia, como el Premio Nacional de la Crítica de España, ratifican la vigencia de este escritor que sabe recrear la novela negra en todo su esplendor.

La trama policial por un asesinato se entremezcla con el relato de la vida en un tranquilo pueblo de la llanura pampeana, las traiciones y pequeñas distorsiones en la percepción, eso era el nudo de la novela, según describió el galardonado en una entrevista reciente.

Ricardo Piglia nació el 24 de noviembre de 1941 y vivió sus primeros años en Adrogué, en los suburbios al sur de Buenos Aires. Una historia política, una cosa de rencores y odios barriales, forzaron la mudanza de la familia al balneario de Mar del Plata.

En 1967 publicó su primer libro de relatos, La invasión, con una decena de cuentos que ya planteaban los temas que atraviesan su obra a lo largo de los años y que fue premiado por la Casa de las Américas. Nombre falso, un libro de cuentos, apareció en 1975 y, en 1980, la novela Respiración artificial, que marcó un hito en la la literatura argentina.

Piglia fue galardonado en 1997 con el Premio Planeta por su novela Plata quemada, en medio de una demanda judicial presentada por otro finalista, que culminó con un fallo que señalaba que Piglia no debió postularse para la obtención del premio.

En 2005, recibió el Premio Iberoamericano José Donoso por su contribución a la literatura latinoamericana y la lucidez crítica de su obra, siempre un paso adelante, según evaluó el jurado.