El cuadro catalán se impuso 3-1 en Wembley con anotaciones de Messi, Pedro y Villa
Pep Guardiola y sus pupilos impusieron su juego de toques rápidos
Los Diablos Rojos decepcionaron
Chicharito Hernández fue titular, pero no pesó en el partido
Wayne Rooney marcó el gol del honor
Domingo 29 de mayo de 2011, p. a15
Londres, 28 de mayo. Triunfó el tiki-taka. Barcelona, el mejor equipo del mundo, impuso su juego de toques rápidos y venció 3-1 al Manchester United, para alzar en Wembley su cuarto copa de Liga de Campeones, tercera en los recientes cinco años.
La magia futbolística se apoderó del mítico estadio londinense, poblado por 87 mil 695 espectadores, y la historia de Roma se repitió: los azulgranas de Josep Guardiola se impusieron a los Diablos Rojos con goles de Lionel Messi, Pedro Rodríguez y David Villa.
Como hace dos años, con el mismo rival y el mismo dominio en el campo, el conjunto catalán desplegó su hegemonía futbolística mundial y volvió a frustrar el sueño del ManU, que decepcionó y nunca pudo romper su dinámica.
Poco pudo hacer el Chicharito: fue titular pero casi no tocó la pelota, varias veces quedó en posición adelantada, sólo tuvo un tiro a portería, una llegada que frenó la defensa culé y otra frustrada que anticipó el portero.
Conforme el ManU aflojaba la marca a la salida perdía terreno, mientras los azulgranas se conectaban con el balón. Desde Busquets, Xavi e Iniesta y un movimiento continuo de los tres en las inmediaciones del área.
Messi, quien llegó a tener hasta tres hombres marcándolo, incursionó al minuto 17, cuando dejó por el camino a Giggs, Carrick y Valencia para ceder pase en diagonal a Pedro, que no reaccionó.
Fue un aviso y el gol llegó 1o minutos después, con una fórmula habitual: Xavi se metió al área, acumuló la presencia de rivales en el centro y habilitó a Pedro, quien esta vez sí definió con suave disparo al primer palo (1-0).
Cuando empezaba el tormento para los del ManU, frustrados en el juego y desconcertados en su afán de recuperación, apareció Wayne Rooney. A los 34 minutos el delantero, tras una pared con Ryan Giggs, definió al palo derecho, para el 1-1.
Se igualó el marcador con un gol que sabía a injusticia para el Barça y a esperanza para el Manchester. Pero el Pep Team regresó del entretiempo en su mejor versión y en tan sólo tres minutos acorraló al United en los últimos 20 metros del campo.
Enseguida llegó la definición, cuando Leo controló la pelota en el campo contrario, se aprovechó del espacio cedido por Park y lanzó un zurdazo que fue hasta el fondo de la red. El portero Van der Sar, mal parado, en vano se esforzó por desviar el tiro (54).
La Pulga festejó como pocas veces. Pateó un micrófono y gritó desaforado, mientras Guardiola lo elogiaba en su andar hacia el banquillo. Y es que la anotación permitió al argentino de 23 años sumar marcas a su abultado palmarés: hizo su primer gol en Inglaterra, se consolidó como máximo artillero en una edición de la Champions (12); y alcanzó a Cristiano Ronaldo en su duelo personal, con 53 goles en 55 partidos de la temporada.
El 2-1 fue puñalada definitiva para el equipo inglés. Se quedó sin herramientas para contrarrestar el estilo culé y se transformó en un asistente de lujo para el espectáculo futbolístico azulgrana.
Brilló el Barcelona. Anotó el 3-1 al minuto 69, con disparo implacable de David Villa al palo izquierdo, tras una combinación entre Messi y Busquets, y estuvo cerca de ampliar la goleada.
Mantuvo el acoso y hacia el final se dio el lujo de enfriar el partido con pases de control. El show pasó a las gradas, con temperatura al máximo y euforia entre los 30 mil aficionados del Barça.