En su libro más reciente, Johanna Lozoya parte de que las identidades no son esencias
sociedad xenófoba y violenta
Es una construcción del PRI y ha servido a los gobiernos como instrumento de sometimiento, sostiene en entrevista
Las manos indígenas de la raza española, publicado por el CNCA
Domingo 29 de mayo de 2011, p. 5
Si algo ha propiciado la identidad mestiza que prevalece en México desde el siglo pasado es una sociedad violenta, xenófoba e intolerante
, sostiene la investigadora Johanna Lozoya.
A partir de esa convicción, la arquitecta e historiadora considera inaplazable eliminar la temática de formas identitarias en el país y comenzar a pensar a éste como una comunidad de ciudadanos.
La identidad mestiza de México es una invención que se encuentra en crisis
, luego de que aparentemente funcionó bien desde que fue impuesta, en el régimen de Lázaro Cárdenas, a mediados de la década de los 30 del siglo pasado, y durante los más de 70 años que el Partido Revolucionario Institucional estuvo en el poder, afirma.
El nuestro es un mestizaje no sólo de blancos e indígenas, sino abarca mucho más
, recalca la especialista en entrevista con La Jornada, a propósito de la publicación de su libro Las manos indígenas de la raza española. El mestizaje como argumento arquitectónico.
Publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), el volumen aborda la construcción de una identidad que ha sido profundamente complicada, compleja y no pocas veces intolerante en este país (la mestiza)
, según describe la autora durante la plática.
Johanna Lozoya ha dedicado varios años al estudio de este fenómeno, a partir de la idea fundamental de que la identidades no son esencias; es decir, no son formas ancestrales que están en el espíritu de los pueblos, sino construcciones, creaciones culturales
.
A su decir, la prevaleciente en el ámbito mexicano es producto del ultranacionalismo y su origen resulta bastante incoherente
, al establecer la unión de dos mundos antagónicos, el indígena y el español, en aparente armonía.
La investigadora considera que al ser un régimen totalmente totalitario, centralista y absolutamente riguroso
en su control de las instituciones culturales y políticas del país, el priísmo logró establecer a la mestiza como la única, la monopólica y la verdadera forma identitaria en el país
Lo anterior ocurrió, explica, no obstante de que éste no es un un asunto moral de bueno o malo, ni de verdadero o falso, sino de creatividad.
Las identidades como herramienta sirven para que una comunidad sobreviva, y la nuestra ha sobrevivido a partir de esta invención ligada con un imaginario de Estado, sin lugar a dudas
, agrega.
Tema central para la especialista es determinar hasta qué punto la mestiza sigue siendo una identidad viable para México, sobre todo si su argumentación profundamente xenofóbica es correcta frente a otras comunidades nacionales que han existido, que existen y que se han desarrollado en este país y que han sido profundamente marginadas
.
En específico, se refiere al mundo afroamexicano y las comunidades asiáticas, libanesas, estadunidenses y europeas, entre otras, que han sido marginadas y consideradas otredad y extranjería
, sin importar que tienen una historia de pertenencia a la dinámica nacional y que son también identidades mexicanas.
Resalta que cualquiera que se detenga a reflexionar en torno de esta invención se encontrará con un discurso incoherente y frágil, además de que tiene vertientes inadecuadas para una población que busca una equidad y que existen otras identidades
.
De acuerdo con Johanna Lozoya, a partir de su identidad mestiza la mexicana es una sociedad profundamente xenófoba, intolerante hacia la otredad, algo que se nota hasta en la manera en que habla y se refiere a otros como los yanquis, los gringos, los indios, los nacos, los gachupines; eso es una bomba de tiempo en un mundo tan tenso como es el mexicano contemporáneo
.
Asegura que esta forma identitaria ha sido tomada como instrumento de control y sometimiento por los gobiernos que han estado al frente del país desde los años 30 de la centuria pasada hasta el día de hoy.
Por eso hago hincapié a quienes puedan leer este libro de que (nuestra identidad) no es un asunto esencialista, no es del siglo XVI; es una construcción, en concreto, del PRI.