Trabajadores del Darío Fernández denuncian irregularidades y deficiencias en el nosocomio
falta de anestesia
Se carece de personal y equipo, lo que pone en riesgo a pacientes; hay más de 2 mil citas pendientes
Miércoles 25 de mayo de 2011, p. 39
Añejas irregularidades y deficiencias afectan al Hospital General Darío Fernández, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), como la clausura del área de cirugía de corta estancia, que hace más de un año ordenó la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) por no garantizar la seguridad
de los pacientes.
Reportes internos del nosocomio dan cuenta de más de 2 mil citas de primera vez en consulta externa pendientes, las cuales se realizarán entre junio y noviembre próximos, así como un número indeterminado de cirugías en espera. Por la deficiente y negligente
atención médica que presta el personal de esa unidad médica, sólo en 2010 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió tres recomendaciones.
Uno de los casos fue el de una mujer de 81 años que murió en la sala de espera del área de urgencias, adonde había llegado más de tres horas antes, sin que ningún médico o enfermera le hubiera prestado atención.
Al cúmulo de problemas denunciados por trabajadores del hospital –localizado en Avenida Revolución–, la semana pasada se agregó el anuncio de que las cirugías serán diferidas o transferidas a otras unidades médicas, por la carencia del anestésico Fentanil.
Lo anterior se informa en una circular –La Jornada posee una copia– enviada por el área respectiva a los coordinadores y jefes de servicio; explica que la subdelegación no ha comprado el medicamento por falta de presupuesto.
Ante tal situación y debido a que el hospital carece de un fármaco sustituto, Deyanira Chavarría, jefa del área de Anestesia, solicitó el pasado miércoles que se priorizaran las cirugías para optimizar el uso del fármaco aún disponible.
Anarquía
Los denunciantes, que solicitaron reservar su identidad, aseguraron que en el Darío Fernández prácticamente priva la anarquía y no existe coordinación entre los servicios, por lo que un paciente que requiere una operación de apéndice tiene que esperar hasta 24 horas para ser atendido
.
También señalaron la carencia de médicos, como urólogos, de los que sólo hay tres plazas. Uno labora en el turno matutino y dos en el vespertino, pero durante dos semanas no estuvo disponible ninguno de los de la tarde.
El problema –explicaron– es que en su turno, los especialistas deben atender las citas de la consulta externa, cubrir sus horarios de cirugías programadas y atender las urgencias. Por eso, si llega algún enfermo a esta última área, es valorado por el único especialista varias horas después, si le va bien
.
Otro caso es el de los cirujanos generales, puesto del que existen varias plazas, aunque “generalmente están ‘desaparecidos’, por lo que los enfermos igual deben esperar varias horas para ser atendidos”.
Entre los especialistas mejor organizados están los ortopedistas. Son ocho médicos que generalmente tienen presencia en urgencias, explicaron los informantes.
Parte de la problemática se origina por el desacuerdo permanente entre la directora del nosocomio, Cecilia Robert, y la subdirectora, Leonarda Carreño, y los seguidores
de cada una. Del conflicto está enterado el delegado de la zona sur del ISSSTE, José Ángel Ibáñez, quien nada ha hecho para mejorar la prestación del servicio en el nosocomio, afirmaron los inconformes.
El hospital Darío Fernández se ha caracterizado también por que en 45 años de existencia ha tenido 25 directores.
Sobre las quejas por mala práctica médica, comentaron que ya han sido documentadas por la CNDH a lo largo de varios años, y aunque el ISSSTE acepta las recomendaciones, en el hospital todo sigue igual
. Los expedientes clínicos están incompletos, no se siguen los lineamientos de las normas oficiales mexicanas (NOM) en la prevención y atención de enfermedades, entre otras anomalías que con frecuencia han tenido como consecuencia la muerte de derechohabientes.
Sobre las acciones de la Cofepris, recordaron que han sido varios los señalamientos de irregularidades en la operación del hospital. Calificaron de lamentable que aproximadamente 40 por ciento del tercer piso del edificio se utilice como bodega. Ahí se encontraba el área de cirugía de corta estancia, la cual, por insegura, fue clausurada por la autoridad sanitaria.