todo lo que sirva
Jueves 12 de mayo de 2011, p. 4
Guadalupe Pérez Carreón era muy alegre; transmitía felicidad a quienes la rodeaban, y aunque sólo tenía 22 años, ya había decidido que cuando muriera donaría sus órganos. Le dije que cómo se le ocurría eso, si era tan joven; pero para ella era fácil, porque siempre le gustaba ayudar a todos
, recuerda su hermana Flor María, quien nunca imaginó que le tocaría enfrentar esa disyuntiva.
El 15 de junio de 2010 Guadalupe sufrió un accidente. Un taxista se pasó el alto y la atropelló. Sufrió muerte cerebral, que los médicos de la Cruz Roja Mexicana diagnosticaron tres días después. A pesar de la gravedad de las lesiones, los especialistas intentaron salvarla con una cirugía, pero no fue posible. El daño era irreversible y así lo comunicaron a los familiares.
Le tocó a Flor María decidir si aceptaban la donación de órganos y tejidos. “No me acuerdo si la doctora Portillo (coordinadora de donación en la benemérita institución) me preguntó qué quería donar, pero le dije: ‘dono todo lo que sirva de mi hermana’. Pensé que si ella había sido una luz, podría seguir dando vida”.
Así fue, Guadalupe regaló corazón, riñones, hígado, córneas, piel, los huesos de sus piernas y los antebrazos. Flor María no recuerda qué más. Sí que fue un momento muy difícil, pero hoy me siento satisfecha
.
Los antebrazos, para una niña de 13 años que luego murió
Por esta decisión, la familia Pérez Carreón se hizo merecedora a un reconocimiento del Consejo Estatal de Trasplantes (Coetra) del estado de México. Todos los órganos se aprovecharon, incluso los antebrazos, que se trasplantaron a una niña de 13 años que a causa de una descarga eléctrica perdió sus extremidades superiores.
La cirugía se realizó en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición (INCMN) Salvador Zubirán, donde el doctor Martín Iglesias Morales dirige un protocolo de investigación en esta área.
Aunque a las pocas semanas después de la cirugía la paciente falleció por una falla cardiaca, secuela del accidente ocurrido en 2008, Inés Díaz, directora del Coetra mexiquense, resaltó que la donación de la familia Pérez Carreón representa una esperanza, un indicador de que debemos seguir
hasta lograr que quienes requieran un órgano o tejido sustituto, lo consigan.