El uso de embriones divide a senadores sobre esa norma para la concepción
Aunque en el país existe la tecnología para vitrificar óvulos, iniciativa panista excluye la posibilidad de recurrir a ella
Se buscará obtener dictamen en septiembre: Ernesto Saro
Sábado 7 de mayo de 2011, p. 34
La falta de acuerdos entre los grupos ultraconservadores y ultraliberales impide el avance de la iniciativa de Ley General de Reproducción Humana Asistida que ya está para su discusión en el Senado; cerca de 20 por ciento de su contenido y los temas más polémicos relacionados con el inicio de la vida están atorados, reconoció Ernesto Saro, presidente de la comisión respectiva del Senado y promotor del proyecto.
El disentimiento está alrededor del concepto de embrión y del momento en que se inicia la vida. Sostenemos que el embrión es un nuevo ser y merece todo el respeto
, explicó el legislador panista. En tanto, especialistas sostienen que la vida humana existe a partir de que el embrión se implanta en el útero.
El tema es relevante porque las técnicas de reproducción asistida consisten en lograr la fecundación de un óvulo por un espermatozoide fuera del cuerpo femenino. Los médicos introducen el ovocito al útero entre el segundo y el sexto día posterior a la fecundación, cuando consideran que existen mejores probabilidades de tener un embarazo.
La iniciativa de ley presentada por Saro, en septiembre de 2010, plantea entre otros asuntos que los médicos deberán calcular matemáticamente los tratamientos necesarios para estimular la producción de óvulos, a fin de obtener un número limitado de éstos; luego fecundar sólo tres, los cuales se implantarían en el útero.
Para los médicos expertos en técnicas de reproducción asistida, el proyecto es inviable porque la naturaleza no funciona con base en cálculos matemáticos
y no todas las mujeres responden igual a las terapias. Sobre el número de óvulos a fertilizar, destacan que hay una tendencia internacional para obtener el menor número de embriones posible, aunque la decisión depende de la situación particular de cada pareja. Nadie puede determinar de antemano si el procedimiento será exitoso
, por eso es necesario tener óvulos y embriones de reserva
para nuevos intentos de reproducción asistida.
En este caso, el objetivo es evitar el desgaste en las mujeres que imposibilitadas de procrear por sí mismas requieren de procedimientos molestos y de alto costo para estimular la producción de óvulos. En México ya existe la tecnología para vitrificar óvulos, dijeron, alternativa para evitar el congelamiento de embriones, pero esta opción de plano se prohíbe en la propuesta panista de ley.
Aunque las técnicas se han depurado y ahora son más precisas, la probabilidad de lograr un embarazo en el primer intento de reproducción asistida es aún de 40 a 45 por ciento.
En entrevista, el senador Saro también rechazó la posibilidad de que los médicos elijan los mejores embriones
para implantarlos en el útero y el resto se destine al congelamiento.
Reconoció, sin embargo, la necesidad de alcanzar un acuerdo entre todas las posturas porque tampoco se valdría ganar por algunos votos
.
Los intentos para crear una ley que regule los centros de tratamiento y los procedimientos de reproducción asistida que llevan a cabo se han repetido durante las pasadas dos décadas, no obstante que los servicios existen en algunas instituciones públicas y alrededor de un centenar en servicios privados.
Sobre el tema, Fernando Gaviño Gaviño, subdirector de Medicina Reproductiva del Instituto Nacional de Perinatología Isidro Espinosa de los Reyes, dijo que la polémica existe también a escala internacional y sólo algunos países han logrado legislaciones de avanzada.
Es el caso de Inglaterra, ejemplificó, donde, además de los métodos de fertilización in vitro, está permitida la donación de embriones e incluso la experimentación con células madre obtenidas de embriones.
Por separado, el senador Saro dijo que buscará lograr los consensos necesarios, a fin de que en septiembre se tenga el dictamen de la Comisión de Salud. Después se presentaría al pleno en el Senado de la República; sin embargo, de no conseguirse tal acuerdo, me voy con 80 por ciento y dejamos el resto en blanco
.