En Edimburgo manifestantes colgaron una pancarta que decía: Que coman pasteles
En un momento de recortes presupuestales, esto es una distracción
, acusó un integrante del Partido Socialista Escocés
Aunque hubo valerosas protestas, fueron la minoría: multitudes de todos los rincones del reino se vieron absorbidas por el espíritu de la celebración
Sábado 30 de abril de 2011, p. 7
Hasta los republicanos entraron en el espectáculo. Entre los banderines, las bandas de metales y los globos que marcaron las nupcias del próximo príncipe heredero y su reina, hubo valerosas réplicas en forma de fiestas de No Boda Real en Bridge, Bristol y Londres.
Pero fueron la minoría. Aunque en los meses pasados daba la impresión de que tal vez la apatía acabaría por imponerse, multitudes de todos los rincones del reino se vieron absorbidas por el espíritu de la ocasión, evocando recuerdos de pasadas celebraciones reales que, luego de la muerte de Diana, princesa de Gales, muchos creyeron que no se repetirían jamás.
En ningún lado fueron más intensos y tradicionales los festejos que en el pueblo natal de la nueva duquesa de Cambridge, Bucklebury, Berkshire, donde cientos de personas se apretujaron en el pub local, que antes le pertenecía.
Los que se reunieron en Liverpool, donde se erigió una pantalla gigante en Chevasee Park, se desilusionaron cuando una falla técnica cortó la ceremonia en el momento crucial. No así en el centro de Manchester, donde el acto se transmitió en vivo a cientos de personas, que lanzaron ovaciones cuando la pareja intercambió votos.
En West Country, los juerguistas comenzaron a reunirse a las 6 de la mañana en el recién restaurado Gran Muelle en Weston-super-Mare, mientras en Plymouth, Devon, un millar de personas se reunieron en Armada Way para ver la ceremonia, instalando sillas y mesas de día de campo. En Ventnor, en la isla de Wight, una monarquista, Anne Turner, pintó en un costado de su casa un mural gigantesco de la feliz pareja.
En Alcester, Warwickshire, unas 4 mil personas se congregaron en un picnic masivo y contemplaron a miembros de la corte señorial recorrer la ciudad en su atavío de ceremonia. Algo similar ocurrió en toda Inglaterra. Incluso en Hull, que había anunciado que no haría celebración alguna, se organizaron seis fiestas de última hora.
El día estuvo marcado con gusto particular en Anglesey, adonde está asignado el príncipe Guillermo, y donde la pareja establecerá su hogar. Más de 2 mil personas se reunieron en el Anglesey Agricultural Showground, donde se mostró el enlace en pantallas gigantes. Las fiestas callejeras menudearon en el resto del principado, pero 100 pobladores de Pentrebane, en Cardiff, optaron por ignorar por completo el acto y organizaron un paseo masivo a un parque temático. En Irlanda del Norte se realizaron festejos en la población lacustre de Carrickfergus, en Co Antrim, de la cual hoy Guillermo ostenta el nuevo título de barón.
En St Andrews in Fife, donde la pareja se conoció en la universidad, estudiantes y pobladores abarrotaron el Cuadrángulo de San Salvador. En cambio, en Glasgow la policía y funcionarios del cabildo impidieron a los celebrantes asistir a una reunión no oficial en el parque Kelvingrove que se había organizado a través de las redes sociales.
Fue diferente en Edimburgo, donde 200 antimonárquicos marcharon por la Royal Mile coreando lemas republicanos. Los manifestantes se reunieron frente a Holyrood House, residencia oficial de la reina en Escocia. Una pancarta decía: Que coman pasteles
.
Gerry Corbett, miembro del Partrido Socialista Escocés, señaló: Como individuo, en realidad no me importa la familia real. Queremos una república donde se elija a los gobernantes, y no una monarquía no electa. En un momento de enormes recortes presupuestales, esto es una distracción.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya