La pura envidia
uando usted lea estas notas al regreso de su descanso espiritual de cada año, es casi seguro que declarará su admiración por esos incansables hombres de empresa sin los cuales este mundo sería un páramo imposible de habitar. Las cifras que se ofrecen no son producto de una novela de ficción; representan los salarios de un puñado de hombres sin cuya destreza para multiplicar la riqueza –de ellos mismos– sería difícil hablar de las cualidades y beneficios de la libre empresa como medio por excelencia para el funcionamiento de la sociedad.
El enunciado viene a cuento a dos semanas de haberse publicado en la sección de negocios del New York Times una lista de los ejecutivos mejor pagados en EU. La introducción reza así: El salario medio de los CEO (directores) mejor pagados de las compañías más importantes del país creció 12 por ciento, 20 por ciento en algunos casos en 2010, en comparación con el de los trabajadores del sector privado, cuyo crecimiento fue 2.1
. Cabe agregar que, de acuerdo con las cifras publicadas recientemente, en no pocos casos el promedio del salario de los trabajadores no sólo no aumentó, sino disminuyó en la década pasada.
Más de una de las compañías en las que estos hombres de empresa prestan sus servicios con seguridad le serán conocidas. La empresa Coca Cola pagó a su director un salario aproximado de 19 millones de dólares, incluyendo compensaciones y otros beneficios, equivalentes a 228 millones de pesos mexicanos. El director de Colgate Palmolive recibió el equivalente a 168 millones de pesos. El de Ford Motor, 318 millones. El de General Electric, 180 millones. El de IBM, 300 millones. El de Pepsi Cola, 168 millones. El de Nike, 156 millones. El de Walt Disney, 336 millones. El de Starbucks, 260 millones. La lista continúa e incluye a 200 entre los mejor pagados. La suma de los salarios y compensaciones de todos ellos es 2 mil 286 millones dólares, equivalente a 27 mil 500 millones de pesos mexicanos aproximadamente. Para ponerlo en contexto, estas 200 personas ganaron en 2010 más de lo que 2 millones de hogares mexicanos, en los que habitan aproximadamente 8 millones de personas, recibieron de sus parientes que viven en EU en 2005.
La intención de este comentario no es provocar envidias malsanas, sino la reflexión sobre el potencial que el libre mercado tiene para todos los que creen y puedan beneficiarse de él. La maledicencia no debiera estar dirigida a quienes se han beneficiado de él y son responsables de las abismales diferencias en las que vive medio mundo, sino a los que no se conforman con recibir las migajas que aquéllos les dejan caer. Lo recomendable para evitar esos pensamientos innobles y dormir tranquilos es hacer caso omiso de los que insisten en contradecir a quienes descubrieron que la pobreza es sólo un estado de ánimo.