La Habana, 19 de abril. Cinco generales septuagenarios, de la generación que hizo la campaña africana de los años 70, retuvieron sus asientos en la máxima dirigencia del Partido Comunista de Cuba (PCC), mientras que el peso del equipo económico quedó acentuado con el ingreso de sus dos principales operadores al Buró Político, el órgano ejecutivo.

En la elección de su dirigencia, el PCC mantuvo a la vieja guardia, pero confirmó la posición relevante de los dos integrantes más jóvenes del Politburó, Miguel Díaz-Canel Bermúdez y Marino Murillo Jorge, ambos de 50 años.

Con una cita de su hermano Fidel, Raúl Castro recordó que el ejército rebelde llevó el peso de la insurrección de los años 50, antes de que se fundara el PCC. Luego el presidente cubano describió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) como las garantes del sistema, al señalar que nunca renunciarán a cumplir ese papel al servicio de la defensa del pueblo, del partido, de la revolución y el socialismo.

En el Buró Político fueron confirmados los generales de Cuerpo de Ejército y vicepresidentes del Consejo de Estado Abelardo Colomé y Julio Casas, ministros del Interior y de las FAR, respectivamente.

También los generales del mismo rango Leopoldo Cintra, Ramón Espinosa y Alvaro López Miera, viceministro primero, viceministro y jefe del Estado Mayor de las FAR, respectivamente.

Todos ellos se unieron a la guerrilla entre 1957 y 1958 e hicieron carrera castrense al triunfar la revolución. Todos, menos Colomé, cursaron estudios superiores en la academia del estado mayor soviético. Todos, menos Casas, estuvieron entre los jefes enviados a Angola en 1975, en la primera misión militar a ese país, por el que habrían de pasar unos 300 mil efectivos cubanos hasta 1991, en un conflicto que precipitó el final del régimen racista de Sudáfrica y la independencia de Namibia.

Colomé es quizás el militar que ha estado más vinculado con Raúl desde que se unió a la guerrilla en el Segundo Frente, la región que controló el menor de los Castro. Dirigió la Seguridad del Estado, participó en una frustrada experiencia guerrillera en Argentina; encabezó la misión en Angola y desde 1989 dirige el Ministerio del Interior, al que llegó tras el proceso por narcotráfico que culminó con el fusilamiento de cuatro oficiales.

Casas, Cintra, Espinosa y López Miera alternaron misiones en Angola y Etiopía con jefaturas operativas en la isla.

Ahora en el Comité Central hay 25 miembros procedentes de las FAR, entre activos, retirados o encargados de operaciones civiles. Entre ellos están el líder de la reforma administrativa, Leonardo Andollo; el número dos del Ministerio del Interior, Carlos Fernández Gondín, ambos generales de división y Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, jefe del holding económico militar y yerno de Raúl Castro.

Doce repiten en el Politburó

En el nuevo Buró Político hay 12 miembros relectos. Además de los cinco generales, permanece la vieja guardia, encabezada por Raúl, de 79 años, el vicepresidente José Ramón Machado Ventura, designado segundo secretario (80) y el comandante de la revolución Ramiro Valdés (78).

Médico y jefe de sanidad del Segundo Frente, Machado dirigió los servicios médicos de las FAR y el Ministerio de Salud Pública, tras lo cual se dedicó al aparato organizativo del PCC, cuyo perfil de resorte político en el gobierno, la economía y las organizaciones sociales y sectoriales, ahora está en entredicho.

Valdés es el único de los iniciadores del movimiento revolucionario que permanecieron unidos a los hermanos Castro en los últimos 58 años y aún se mantienen en primera fila. Creador de los servicios de inteligencia y seguridad interior, ahora es vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, donde tiene a su cargo un sector estratégico que reúne a la informática, las telecomunicaciones, la energía y la construcción.

Entre los veteranos continúan en el Politburó Esteban Lazo, (67), economista, vicepresidente del Consejo de Estado, con trayectoria interna en el partido, a cargo de la supervisión de los medios de comunicación, la propaganda y la política cultural y educativa.

También fue confirmado Ricardo Alarcón de Quesada (73), diplomático de amplia experiencia. En la cúpula cubana es el experto en las relaciones con Estados Unidos. Desde 1993 es presidente del parlamento, pero aún en esa posición ha tenido tareas internacionales de alta sensibilidad, como la negociación de los acuerdos migratorios con Estados Unidos en 1994; el litigio por la devolución del balserito Elián González en 2000 y ahora la defensa política y legal de los cinco agentes cubanos presos en aquel país.

Salvador Valdés Mesa repite en el Buró Político como miembro exofficio, al ser el líder de la Central de Trabajadores de Cuba.

Díaz-Canel también permanece, pero su caso es distinto. Es ingeniero electrónico, con carrera en el aparato partidario y ministro de Educación Superior. Cuando ingresó al Buró Político en 2003, el diario oficial Granma publicó el elogio que le hizo Raúl Castro.

El actual mandatario dijo entonces que al promover a Díaz-Canel no es con la esperanza de que será un buen dirigente, sino un joven compañero que ya ha demostrado que lo es.

Murillo es vicepresidente del gobierno, economista, ex ministro de Comercio Interior y de Economía y Planificación, que sigue como principal operador de la reforma, ahora con mayor fuerza. Su designación en el Buró Político era esperada, tras conocerse el protagonismo que ha ganado en el debate del sexto congreso del PCC.

Raúl Castro anunció hoy que Murillo encabezará la comisión que supervisará la aplicación de la reforma, con apoyo del Ministerio de Economía, Estado Mayor del gobierno para esta actividad.

Coincidentemente, ingresó al Buró Político el ministro de Economía, Adel Yzquierdo, quien era el número dos de Murillo en esa cartera. Del equipo económico entraron al Comité Central el ministro de Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca y el presidente del Banco Central, Ernesto Medina.

También llegó al Buró Político la dirigente del PCC en La Habana, Lázara López Acea, mostrando la prioridad que el partido concede a su labor en la capital, dijo Castro.