América Latina
Martes 19 de abril de 2011, p. 22
Los días en que México tenía el liderazgo económico en América Latina quedaron muy atrás. La economía de Brasil ha crecido en tamaño e influencia en los 10 años anteriores y ha mostrado mayor resistencia a las crisis externas. Ha atraído mayores niveles de inversión extranjera directa e incrementado sus vínculos comerciales y de inversión con Asia.
En contraste, México sufrió un golpe mucho más fuerte de la reciente crisis financiera mundial debido a sus estrechos nexos con Estados Unidos (EU). Las dos mayores economías latinoamericanas ilustran dos realidades divergentes, que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) pone de relieve.
El informe Una region, ¿dos velocidades?: retos del nuevo orden económico global para América Latina y el Caribe analiza el nuevo equilibrio de la economía mundial a partir de la crisis financiera global y su impacto en América Latina.
El crecimiento global es impulsado ahora por los mercados emergentes, en particular Asia; esas economías ahora representan 75% del crecimiento de la demanda mundial, tendencia cuya continuación se prevé en el futuro previsible, y que ha estado acompañada por el aumento en los precios de los productos primarios, las bajas tasas de interés y los fuertes flujos de capital hacia los mercados emergentes. Los flujos de capital hacia América Latina alcanzaron en 2010 la marca histórica de 266 mil mdd.
Este nuevo equilibrio ha producido distintos ritmos de crecimiento entre dos grupos de países de la región. El BID llama conglomerado brasileño
a los países (la mayor parte de Sudamérica) que son exportadores netos de productos primarios, tienen alta y diversificada exposición al comercio internacional y dependen menos de las remesas procedentes de los países industriales. Esas naciones se benefician de sus crecientes vínculos con Asia emergente, donde la demanda de productos primarios lleva años al alza. Esto ha ayudado a alimentar el crecimiento del PIB en esas naciones.
El BID caracteriza como conglomerado mexicano
a los países que abarcan América Central y la mayor parte del Caribe, los cuales son importadores de productos primarios y experimentan una recuperación más lenta, sobre todo por su mayor exposición comercial a EU y otros mercados industralizados.
El crecimiento del PIB de Brasil el año pasado llegó a su cifra más alta en 24 años (7.5%), y Argentina, pese a las fuertes distorsiones de su economía y a las controversias en torno a las estadísticas gubernamentales, registró un crecimiento de 9.2. Paraguay alcanzó una expansión récord de 14.5 y Perú llegó a 8.8.
En total, los países del conglomerado brasileño han cosechado los frutos del superciclo de los productos primarios. Los precios de los productos primarios tanto duros como blandos se han recuperado con rapidez luego del bache de 2008-09 gracias a la fuerte demanda asiática (y doméstica), y se espera que se mantengan altos. El informe del BID señala que el precio del petróleo, los metales y los alimentos se eleve 23, 8% y 35%, respectivamente, sobre los niveles prevalecientes en 2006.
Las naciones sudamericanas son fuertes exportadoras de productos agrícolas, como soya y trigo, y las andinas en particular, como Chile y Perú, son importantes proveedoras mundiales de metales, como cobre y oro. La dependencia de Brasil respecto de China ha crecido y el gigante asiático es ya el primer socio comercial brasileño. También es el segundo socio en importancia de Perú, y el principal destino de las exportaciones chilenas.
Este nuevo equilibrio de la economía ha favorecido a las naciones latinoamericanas que han desarrollado vínculos con los principales mercados de Asia y otros del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China).
La tendencia en términos de comercio se ha acelerado con rapidez. Mientras para Brasil las exportaciones a China, India y Rusia sólo representaron 9% del total en 2006, la proporción casi se duplicó (a 17%) en 2009. Las exportaciones de México al BRIC apenas representaron 3% de su total en 2009 (91% de sus ventas totales al exterior se dirigieron a países industrializados, la mayoría a EU).
Las expectativas de crecimiento futuro subrayan aún más la importancia de los lazos con los mercados emergentes: las predicciones de crecimiento promedio en 2010-11 para los países del conglomerado brasileño son significativamente mejores (4.4%) que para el mexicano (2.7), según el informe del BID.
Los países del conglomerado mexicano tienen otras diferencias. Aparte de ser importadores de productos primarios (aunque México exporta petróleo) y depender más de EU y la Unión Europea (UE) como mercados de exportación, también dependen de la inversión, el turismo y las remesas provenientes de esos países. Al reducirse el crecimiento de EU y la UE, se han recuperado con mayor lentitud de la recesión.
Al mismo tiempo, el conglomerado mexicano es mucho más vulnerable a la competencia de China, tanto en los mercados de exportación como en el interno. Muchos bienes manufacturados exportados por México y los países de Centroamérica y el Caribe, como ropa y otros artículos ensamblados en zonas maquiladoras, han estado perdiendo mercado frente a artículos chinos más competitivos en años recientes.
Sin embargo, no toda América Latina se ajusta a esas líneas Norte-Sur. Aun cuando Venezuela es exportador neto de productos primarios y se beneficia de los crecientes precios del petróleo, su economía ha tenido dos años de crecimiento negativo y sólo se espera una leve recuperación. En el otro extremo, Panamá es importador neto de productos primarios pero tiene niveles de crecimiento superiores al promedio gracias a sus nexos comerciales con Asia. República Dominicana también ha registrado alto crecimiento. El BID incluye a Trinidad y Tobago, exportador neto de productos primarios en el Caribe, en el conglomerado brasileño, aunque el crecimiento de su PIB no ha sido estelar.
Políticas recomendadas
El ambiente regional de crecimiento es en general positivo para ambos grupos, pero enfrentan retos diferentes. La inflación es una preocupación en toda AL, y muchos países han comenzado a restringir su política monetaria (entre ellos Brasil, Uruguay y la mayoría de las naciones andinas) o se espera que pronto lo hagan. Pero el conglomerado brasileño tiene riesgos de sobrecalentamiento, junto con el reto de enfrentar los fuertes flujos de capital y la apreciación del tipo de cambio. En contraste, los países del conglomerado de México están en riesgo de lo que el informe del BID llama estag-apreciación
, un periodo de bajo crecimiento combinado con cierta apreciación de sus divisas.
El BID recomienda diferentes conjuntos de políticas para los dos grupos. Los exportadores de productos primarios del conglomerado brasileño necesitan apretar su política fiscal para evitar el sobrecalentamiento y enfrentar la inflación. Deben alejarse de los controles de capital y favorecer medidas de prudencia a escala macroeconómica para reducir los efectos de los fuertes flujos de capital y promover la demanda agregada. Y deben dar pasos (construyendo un colchón de ahorro y previsión para pensiones) con el fin de minimizar los ajustes que se podrían necesitar en caso de una súbita reversión de esos flujos.
En los países pertenecientes al conglomerado de México se necesita una restructuración productiva, pues los niveles generalmente débiles de productividad obstruyen el crecimiento y la capacidad de competir en el mercado internacional. Para elevar la productividad, el BID recomienda medidas como eliminar los regímenes fiscales que discriminan en favor de negocios pequeños e informales, así como los programas sociales que subsidian el empleo informal a expensas de los trabajos formales. También sugiere adoptar políticas que incrementen el crédito disponible para las empresas.
Al igual que las economías sudamericanas de rápido crecimiento, esos países deben también recortar el gasto público, pero sobre todo para procurar la sustentabilidad fiscal, más que para manejar la demanda agregada. Y deben esforzarse por reajustar sus estrategias de producción y comercio para diversificar sus relaciones globales, así como beneficiarse más de la fuerte demanda de los mercados emergentes de rápido crecimiento.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya