La violencia en México, producto del narcotráfico, preocupa a toda América Latina. Ante ello, el canciller de Argentina, Héctor M. Timerman, plantea hacer frente al fenómeno de manera conjunta, porque nadie es inmune a la delincuencia. Si antes fue Colombia y hoy ocurre aquí, ésta puede trasladarse a otra nación .

Así –indica–, la situación mexicana es un drama derivado de la demanda de estupefacientes, sobre todo en los países desarrollados, donde el río Bravo representa la línea divisoria entre el dolor y la satisfacción, entre quienes –en México– todos los días entierran muertos y aquellos –en Estados Unidos– que consumen la droga.

Dos días antes del anunciado arribo al país de la presidenta Cristina Kirchner en visita de Estado, a quien acompañará una numerosa delegación oficial –alrededor de 200 empresarios y algunos argentinos o hijos de éstos asilados aquí luego del golpe militar de 1976–, Timerman ya está en México. Conversa con La Jornada sobre los motivos de ese viaje y, entre éstos, habla del interés de su país por cooperar en el combate al narcotráfico.

Las principales víctimas de esa violencia siempre son los pobres. Además, la marginación de los migrantes ayuda también a la penetración del delito, y mientras exista demanda habrá delincuentes que buscarán cómo satisfacerla”.

Los ricos suministran armas

Así, responsabiliza a los países desarrollados no sólo del consumo, sino también del suministro de las armas en poder de los narcotraficantes. El tema no se vive de la misma manera desde México que desde Estados Unidos. Obviamente, la necesidad de solucionar el problema no es compartida ni sufrida del mismo modo.

Héctor Timerman también ha sido periodista, como lo fue su padre, el renombrado Jacobo Timerman. Hasta el año pasado se desempeñaba como embajador de Argentina en Estados Unidos y en su trayectoria figura además una permanente labor por los derechos humanos, cuya vigencia y respeto asocia con la democracia.

Ubica a la Argentina de hoy como defensora acérrima de las garantías individuales. A su país –dice– le interesa compartir experiencias y mecanismos en la materia, y ejemplifica con el caso de los desaparecidos, donde el Equipo Argentino de Antropología Forense trabaja en la identificación de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua.

La defensa de los derechos humanos es algo que no se negocia, dice el canciller, y enumera acciones de su país contra la discriminación a partir de leyes como la aprobada en Arizona, Estados Unidos, porque –insiste– las garantías no pueden quedar congeladas en el pasado.

Admite que hoy la protección al trabajo y las garantías de los migrantes están a la cabeza de los derechos más violados en todo el mundo.

El embajador Timerman habla además del interés económico de Argentina en México y aventura la posibilidad de lograr acuerdos que lleven a duplicar en un lustro la inversión bilateral. Esta crisis (económica reciente) demostró que no se puede confiar únicamente en los países industrializados, que nadie es inmune y que tenemos más posibilidades en alianzas con naciones en desarrollo.

Afirma que en años recientes la economía argentina creció a un ritmo histórico, y esto ha llevado a las empresas a disponer de las herramientas necesarias para participar de la globalización.

Ya no les alcanza el mercado doméstico ni siquiera para sus productos ni para sus necesidades de capital; de ahí los proyectos por 5 mil millones de dólares para los cuales buscarán asociaciones con capital mexicano durante estos días.

Asimismo, y como evocara recientemente la embajadora Patricia Vaca Narvaja, la visita de la presidenta Cristina Kircher reafirmará el agradecimiento de los argentinos hacia la disposición solidaria de México cuando ocurrió el golpe militar de 1976.

La generosidad mexicana con Argentina nos ha marcado para siempre. No sólo a nosotros. He conocido aquí a chilenos, centroamericanos, europeos, españoles, uruguayos... Si algo identifica a México es haber sido la tierra que recibió con los brazos abiertos a los asilados del mundo. Por eso a mí me produce tanto dolor ver cómo tratan en otros países a los migrantes mexicanos. Eso no se corresponde con la generosidad que mostró este país en épocas difíciles.

Destaca también el respaldo mexicano a su país en el tema de las Malvinas y la importancia de alcanzar una solución pacífica, donde una potencia colonial está asentada en parte de nuestro territorio.