Con la exposición Orígenes paralelos, que el viernes 15 será inaugurada en el Instituto Cervantes, en Hamburgo, Alemania, el pintor Héctor de Anda participará en el programa cultural organizado para la celebración del año de México que auspicia esa ciudad portuaria.

Aunque se trata de una obra nueva en la producción del artista, también equivale a una síntesis de lo ya hecho, porque trae toda la información, inclusive técnicas que ya he manejado y eso la hace paralela con la fragmentación, con el tiempo, con la memoria. El lenguaje que he tratado en otras exposiciones, en otros años, se viene, si no a repetir, sí a reinterpretar.

Para Orígenes paralelos, el artista seleccionó 210 piezas de pequeño formato de un conjunto de cerca de mil 200, trabajadas en fechas recientes. Las piezas, sin embargo, no se muestran en forma individual, sino aglutinadas, con el objeto de conformar obras de mayor formato. Aunque se pueden trabajar al infinito, De Anda las ha conjugado en grupos de cuatro, para dar “la idea de largueza de la serpiente emplumada –el Instituto Cervantes en Hamburgo tiene dos muros largos de 50 metros cada uno–, mientras el remate, o la cabeza, puede reunir 25 o 36 piezas.

Las obras están trabajadas con las técnicas del collage y el empleo de acrílicos, tintas, lápiz, crayón, grafito, papel, alambre, tela, madera, con trazos muy gestuales y con la información de impresiones tomadas de aquí o de allá, de libros, revistas, de donde me saqué la relación para llegar a la idea que desarrollo, explica el entrevistado.

De acuerdo con De Anda, la conexión del arte povera es inmediata, porque son los recursos encontrados al azar en cualquier sitio, en la calle, en una estación de trenes, al paso de donde voy caminando. Es el objeto que me sorprende, que en un momento dado puedo utilizar e, inclusive, partir de él para realizar la obra.

En referencia a Orígenes paralelos, acota: Obviamente estos son otros materiales que he aglutinado, que he encontrado de otra manera y en otras circunstancias. Siempre vivo sorprendido y me dejo llevar por el hallazgo que se me brinda en el momento más inesperado. Lo tomo y le doy una resignificación a ese objeto hasta llevarlo a una connotación de arte. Me dejo llevar mucho por la intuición, por lo visceral, pero también, insisto, por la fragmentación, la memoria, recurriendo a todas esas historias que guarda uno y que de repente parecen olvidadas, abandonadas. El objeto que encuentras despierta ese recuerdo en la memoria, la reaviva, entonces, lo retomo, lo reinterpreto y lo aplico en algo que va a ser parte de mi trabajo y, de nuevo, de mi historia.

La memoria es infinita

–¿Es un modo de trabajar sin límites?

–Por fortuna es infinito. El límite sería más allá de la imaginación, porque la memoria es infinita. Cualquier cosa te puede despertar recuerdos de los que no te habías dado cuenta. Incluso ancestrales, intuitivos, de cosas que probablemente no conocí, no viví, pero me traen a la memoria una emoción que quizá no sé de dónde venga, pero me genera esa emoción que debo transmitir, traducir o transformar en algo.

Luego de que la exposición concluya en Alemania, regresará a México para su exhibición, aumentada, en una galería particular. La tapia de una construcción urbana en la colonia Del Valle, que en 2008 De Anda convirtió en una suerte de nuevo mural del siglo XXI, la cual se exhibió con el título Construcción/Deconstrucción en el Museo de la Ciudad de Querétaro, se mostrará en julio en el Museo Arte Contemporáneo Ateneo, de Yucatán.